Ángeles y Demonios [11/03/2180]

Desde el momento en el que abandoné la nave sentí un hormigueo en la boca del estómago. Las cosas no marchaban bien y podía sentir como todo se desmoronaba sobre nosotros; no podía permitir que Jason cargara con todo el peso de la situación... debía saldar viejas cuentas.

Examiné mi vestimenta en el puerto, bajo la atenta mirada de un par de Vorcha. Nunca he entendido por qué los de su especie tienen esa fea costumbre de mirar tan fijamente a los extranjeros; no sabía qué querían de mí, pero desde luego nada bueno, así que preferí comenzar a caminar. Omega es un lugar infecto; emponzoñado con la decadencia más universal y fomentada por la peor calaña de la galaxia... Aria...

Mis pasos me llevaron hasta la puerta del bar, suspiré y comencé a practicar mi gesto de pocos amigos. En la puerta un Krogan se interpuso en mi camino, pero bastaron un par de insultos velados para hacerle a un lado; al fin y al cabo tenía cita...

-Por lo menos esta vez no has tardado tres días en recibirme...- mi voz sonaba todo lo desafiante que podía ser. Tenía que demostrar ser dura, para que aquellos chacales no me devoraran. A mi espalda un grupo de turianos armados comentaban la jugada mientras, frente a mí, Aria T'loak me miraba de arriba a abajo.

-Necesito un favor, sé que no soy plato de buen gusto para ti, pero "Aria T`loak" siempre mantiene su palabra... todo el mundo lo sabe. Pues bien, me debes un par de cosas, y voy a cobrármelas.- torpemente pestañeé varias veces mirando hacia el techo y coloqué mi mano derecha sobre la cintura. A mi alrededor los hombres de Aria empezaron a desternillarse... desde luego no parecía estar intimidando a nadie.

-Oh, está a tu alcance, de eso estoy segura...- observé mi alrededor con cierto recelo. Ésa era la peor parte de tratar determinadas cosas con los mafiosos, siempre solían rodearse de sus esbirros a la hora de dialogar; eso me hacía sentir intimidada e incómoda, pero supongo que formaba parte de su plan así que decidí obviar mis sentimientos.

-Imagino que recordarás la Valkyrie, la antigua nave propiedad de tu buen amigo Creed Werthur...- ambas sabíamos que lo recordaba, así que decidí proseguir con la parte más interesante. -Pues bien, hemos sufrido un pequeño percance; nuestro piloto nos ha abandonado llevándose con él el cargamento que poseíamos. Tienes ojos por prácticamente toda la galaxia, así que encontrar a Darren, un simple humano fugitivo no será muy complicado para ti.- me crucé de brazos, desde luego Aria estaba esperando a la parte de mi discurso que resultaba atractiva para su interés. Suspiré.

-Mi capitán y la subcomandante se han tomado muy mal la traición y ahora están buscándolo para encajarle una bala entre las cejas. Apelo a los tratamientos que he procurado a muchos de tus hombres, y a nuestras satisfactorias transacciones comerciales anteriores para que me hagas este favor. Quiero encontrarlo antes de que nadie lo haga e intentar hacerle entrar en razón...


-¿Hay trato o no?

¿Y ya está? Aquí algo estaba fallando y no hacía falta ser una licenciada en medicina multiespecífica para darse cuenta de ello.

-Hmm, esto ha sido demasiado fácil... ¿Ya está? Quiero decir... normalmente hay todo un despliegue de medios antes de poder acceder a un favor tuyo. ¿Llego y, como dice mi capitán, beso el santo? Algo no cuadra, Aria, tú sacas algo de todo esto...- miré al tipo que se había quedado en el palco y le sonreí.

-No me malinterpretes, para mí es mucho mejor que las cosas salgan a pedir de boca, pero una no ha sobrevivido tanto tiempo en la galaxia por confiar en la buena suerte. El distrito Tuhi es un verdadero infierno, ¿qué te hace pensar que Darren, prácticamente el peor combatiente de la nave, iba a estar allí?- no sabía exactamente a qué atenerme, pero lo cierto es que, si había accedido tan fácilmente, mis negociaciones irían más allá.


Seguro que eso le habría encantado...

Aria no era estúpida y, por encima de todas las cosas, sabía cómo piensa nuestra gente. En mi cabeza comenzaron a dibujarse un sinfín de posibles finales para aquella historia; yo atravesada por una bala en ese mismo lugar por negarme a darle nada; yo atravesada por una bala porque la lunática de Sha se enterara de que había regalado parte de la mercancía a uno de los mayores capos de la mafia de la galaxia; yo atravesada por una bala intentando llegar hasta Darren; yo atravesada por una bala tras encontrar a Darren pero traicionada por el tal Lesher...

-En fin... ¿qué puedo decir? Estoy conmovida.- miré al turiano y sonreí sarcásticamente. -Me gustará pasear de tu mano, tesoro.- miré a Aria con mucha más seriedad y asentí. -Trato hecho. Supongo que podré convencer a Winters de que Darren ya había logrado colocar uno de los paquetes cuando lo encontré. Espero que no intentes jugármela, T'loak...- miré de reojo a Lesher y le señalé con la mano abierta. -Los regalos envenenados no son plato de mi devoción.- me incliné en gesto de respeto y caminé unos pasos hacia atrás.

-No hay tiempo que perder. Nos vemos pronto, Aria.- sonreí. En ese mismo instante recordé todas las veces que vi a aquella misma asari sentada delante de mí, con ese gesto cínico y ese repiqueteo de labios tan característico suyo. Era una de las personas más manipuladoras y frías que había conocido y, sin embargo, demostraba mucha integridad.

-Detrás de ti, Lesher... Te sigo de cerca.- me di media vuelta y comencé a bajar las escaleras del palco lo más elegantemente que me permitía mi nerviosismo.