Furia de titanes [11/03/2180] (Guarida Garra Negra)

Todo iba según lo previsto. Lo ocurrido con aquellos turianos era uno de los inconvenientes con los que contaba el krogan, pero salvo un par de cartuchos malgastados, había transcurrido para lograr su propósito. Si lo pactado con Winters salía bien, obtendría un buen botín, su pasaje de aquella roca del demonio y la cabeza de Garra como trofeo. No había nada mejor a que los planes salieran bien. Con esto en mente, surcaba Turak la viciada atmósfera de Omega a bordo del transporte que lo llevó al hangar, de vuelta al agujero del jefe criminal para no levantar sospechas con su ausencia.

Cuando aterrizó, maletas en mano, y conforme se adentraba en la base observó que había un silencio sepulcral salvo el zumbido de los sistemas de ventilación. Le resultó aún más extraño la carencia de gente vigilando, pero cuando alcanzó la mitad del bunker comprendió que algo se había adelantado a sus predicciones. El olor a sangre y los cuerpos desperdigados tanto de vorcha como algunos de los matones de Garra inundaban el lugar con el ruido de varios disparos como señal de que aún quedaba alguien vivo allí dentro. Dejó las cajas en el contenedor más cercano, tomando su Claymore y avanzando con ligereza a la sala de donde procedían los tiros.

Allí estaba su jefe despedazando a un vorcha que se estaba ahogando con su propia sangre, hasta que le vio y el resto de su guardia le apuntaron a la cabeza. El krogan no bajó la escopeta, no sintiéndose amenazado por aquella manada que se suponía vigilaba la base. Garra arrojó al moribundo intruso y se dirigió a Turak molesto, casi a punto de estallar en cólera. Él no respondió con sumisión. Sus músculos se tensaron y el gutural gruñido de molestia hablaron por él.

- ¿Qué me has llamado? - mostró la hilera de dientes mientras daba un fuerte pisotón acercándose más a su contraparte más baja, intimidando con la gran diferencia de tamaño. - No busques en mi un culpable, si esta escoria que reclutas para vigilar no vale más que una mierda de varren. - acercó su rostro al de Garra, desafiante y manteniendo la mirada bastante molesto por aquella irrupción de la que se le acusaba.

La tensión entre ambos colosos era palpable, y aunque la escolta del jefe criminal aún seguían apuntando al recién llegado, preferían mantenerse al margen. Si algo es bien sabido en toda la galaxia es que si alguien se mete en un pelea entre dos krogans, lo más probable es que acabe hecho un amasijo de carne y huesos rotos antes de que los otros dos hubieran siquiera calentado los nudillos. Garra y Turak apretaban los dientes, tratando de sobreponerse el uno al otro, mas como bestias que como seres racionales. La sangre le hervía, exigía hundir su miserable cráneo entre sus hombros, pero antes de dejarse llevar por el frenesí típico de su raza, dos mandados de su jefe entraron como alma que llevaba el diablo y apaciguando por un momento la rabia entre ambos krogan.

¿Por qué de entre todos los momentos, la Manada tenía que haber atacado en ese momento? ¿Por qué habían decidido moverse en contra de Aria? No paraba de repetirse esto, pensando en como aquello iba a influir en sus planes. Si aquellos vorcha intervenían más de la cuenta, darían al traste con todo y eso era algo que no debía permitir. Tan pronto como los humanos llegaron con las noticias, salieron corriendo otra vez para informar, la mercancía que le habían robado a Winters iba a ser preparada ahora que Garra olió una debilidad en la estabilidad de Aria sobre Omega.

- Tú, llévate las dos maletas que hay ahí en el pasillo. - ordenó al subalterno volviendo a dedicar la amarga mirada a su jefe. - He ido tras la pista de dos de los turianos encargados del cargamento. Han intentado robar y vender parte de la mercancía. - hizo una pausa para apartar su cara del fruncido rostro de Garra. - Los he seguido, he recuperado las maletas y lo que ahora hueles es la sangre de esos cabrones. A diferencia de muchos de los aquí presentes, yo no hago mi trabajo a medias. - añadió rotundo, resoplando aquella respuesta y levantando la vergüenza o la antipatía de más de alguno de los presentes.

Furia de titanes

La respiración del krogan se oía fuerte, como con un gruñido en cada exhalación que determinaba el grado de exaltación que tenía en aquel momento. Oír que los turianos habían intentado robar su mercancía no hizo más que el gruñido aumentase considerablemente y su respiración se hiciese más profunda.

- ¿Quién les dio acceso?  – Miró a uno de los presentes al azar. - ¿Phorlet? … Matadle. No quiero traidores en mi grupo. – Los soldados se quedaron perplejos por la rápida decisión del krogan sin prueba alguna. - P...p...pero Phorlet es com...- - ¡GrVamosGr!  – Gruñó con fuerza sin esperar si quiera a su reacción. Asintieron y se giraron camino de los almacenes con las armas preparadas. En cuanto el último de los soldados dejó la estancia Garra alzó la rodilla dando un fuerte pisotón en el suelo con rabia, descargando la ira con tenida contra el metálico suelo ahora hundido por el impacto. - Ha faltado muy poco para que todo se vaya al traste. – Ahora la soledad era su única compañía en la sala, destrozada en parte por la batalla que minutos antes había tenido lugar allí. – Hay que asegurar la mercancía, acabar con esos malnacidos de la manada y llamar a las armas a todos nuestros aliados. Miró a Turak y de su amargado rostro esbozó una sádica sonrisa propia de su especie. - Tomaremos lo que ya es nuestro: Omega.

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