Camino a la Perdición [11/03/2180] (Omega)

El sonido al cerrarse el cinturón alrededor de sus caderas la volvió a traer de vuelta, poco había descansado, lentamente vago por la habitación con paso tranquilo, sus ojos oscuros recorrieron la sala buscando algo que la pudiera servir más haya. Se ajustó la armadura sobre su cuerpo y cubrió su cabeza con su capucha. Se había aseado un poco, limpiando todo lo que había podido la armadura para quitar la peste a alcohol, y con esmero había quitado algunas de las manchas de grasa.

Coloco en la funda esa pistola y se ajustó sus guantes, poco le quedaba por recoger, se ajustó la omniherramienta y se miró en el espejo. Su mirada estaba ahora cargada de determinación, no le quedaba otra. No podía permitirse ahora el lujo de olvidarse cuales eran sus prioridades, saber quién les buscaban, por qué y buscar la forma de tratar de salir con vida. Esto último para ella no era opción era su principal prioridad. Se giró y camino por la habitación hacia el mueble bar. Cogiendo una de esas pequeñas botellitas que de todas formas la cobrarían, guardándosela en el cinturón con sus demás cosas. Estaba lista definitivamente.

Expectante espero observando la calle a que regresara Thomas, inspeccionando esta, en busca de cualquier atisbo de peligro, o cualquier cosa que no fuera normal. Siempre observando con una mano cerca de la pistola. No le gustaba matar, lo aborrecía, pero no dudaría en defenderse si la amenazaban. Hacía mucho que sus principios quedaron sepultados bajo una maraña de escombros, hacía mucho que sus manos estaban cargadas de sangre, y un poco mas no la importaba ya. Por mantener con vida a los suyos no dudaría en jalar el gatillo.

Por un momento recapacito en lo que estaba pasando, y su ceño se frunció más aún. Su deuda con el humano se había saldado ya, le había alertado de la mierda que se le venía encima. Pronto se separarían. Él tenía su vida, sus propios problemas y como no sus intereses, tras haberle avisado, ya nada más les retenía, ella agradeció de verdad que la acompañara y quisiera ayudarla, aunque sabía que por ahora sus intereses eran comunes, la daba la una seguridad que creía haber perdido. Pues ahora, tras tanto tiempo en compañía de quien considero los suyos, se sentía (aunque no lo reconocía) perdida sin el apoyo de siempre.

Cuando escucho que la puerta se abría, para dar paso a alguien se giró hacia haya. Sabía que sería Thomas, pero apretó la mano en la pistola dispuesta a desenfundar si no lo era. Estaba lista, como siempre lo había estado, lista para salir de este apuro, lista para ir hacia la muerte, lista para tratar de buscar una solución, de una forma u otra.

Cuando la puerta se abrió y vio que no era Thomas, no dudo en aferrar con firmeza la pistola, con determinación la alzo y apunto a el encapuchado que se adentraba en la habitación. Sus ojos le analizaron tratando de leer lenguaje corporal. Parecía relajado y al menos a simple vista no parecía tener arma alguna, pero quien sabe que secretos escondía debajo de esa ropa. No era un humano, sino un turiano, sus ojos oscuros como la noche más cerrada seguían fijos en él, es cierto que esa voz distaba mucho de lo que la tenía acostumbrada Orphen pero no se confió.

-¿Quién eres? ¿Cómo sé que lo que dices es verdad? ¿Qué pruebas puedes darme de que este de una pieza y a salvo? Si eres un amigo de Thomas comprenderás que pida una prueba de que este bien.

Él tenía razón, pudo ver en los ojos del humano, ese atisbo de melancolía, lentamente apretó el arma y la bajo unos centímetros, pero no la soltó. Tratando de aclararse, no esperaba esta situación, es más pensaba que Thomas la acompañaría en estos momentos pero algo había cambiado y eso siempre la olía mal.

-No lo sé, no sé qué quieren de nosotros, ni porque solo sé que estamos en peligro y por desgracia del destino Thomas también. Hasta hace nada pertenecía a una tripulación de una nave mercenaria, pero de ahí no puedo decirte más, no aun. Nuestro amigo en común me iba a ayudar a averiguar por qué, por que un grupo de Soles Azules se metieron en territorio de la Manada Sangrienta para sacarnos no de muy buenas maneras. Soles, Garra Negra son los nombres que me vienen a la mente cuando pienso en esto.

No bajo mucho más el arma, al menos si ahora disparaba no sería en una zona vital si no en las piernas, esperando a ver que le enseñara algo que le dejara ver que Thomas estuviera bien. Ella le había prometía que le cubriría la espalda, poco a poco se movió, alejándose de la ventana apoyándose contra la pared para no ser un blanco tan fácil desde fuera. Como el gato escaldado, hasta el agua fría huía.

- Bajo coacción se puede conseguir muchas cosas, información sobretodo.

Su respuesta era clara, no era una mujer que confiara fácilmente, dejo que el turiano trasteara con la grabación, que empezó a suponer que era una hembra aunque tampoco es que pudiera si así fuera saber si había muchas diferencias, al menos apreciarlas. Poco a poco bajo la pistola y la guardo, empezando a buscar las palabras adecuadas, Thomas había cumplido su parte y había desaparecido después.

- Sé que los Soles Azules trataron de sacarnos del bar, a otro, Thomas y a mí, de muy malas formas a punta de pistola y con malas consecuencias si lo conseguían. Sé que Garra Negra ha puesto precio a nuestras cabezas, hecho que sabido hace nada

Con lentitud abrió su correo y examino la información que tiene, al leer las palabras de la noticia de la muerte de Darren la frente de la drell se relajó y sus ojos volvieron a revelar una emoción que no quería, tristeza.  Trato su voz de sonar serena, pero ya estaba teñida de seriedad y tristeza, mientras apagaba la Omniherramienta así ocultando el correo que en ningún momento había enseñado a Zora.

Y que uno de los míos ha sido asesinado hace pocas horas, él es el motivo por el cual Thomas está en peligro debido a su parecido físico. Quedarme aquí mucho tiempo no está en mi mente, pero si al menos tratar de averiguar por qué enviaron a los Soles Azules a por nosotros. Agradezco tu ayuda, y se lo negro que esta el asunto.

Observo a Zora con esos ojos oscuros, y se separó de la pared, caminando hacia ella ya con su arma en la cadera. Tenía razón,  hacer una ofensiva contra ellos es un suicidio, conseguir información de otras formas, era lo que tenía en mente. El submundo siempre tenía secretos, y por el precio adecuado podrías acceder alguno de ellos, solo había que encontrar a sus comerciantes. Pero el hecho de pensar en Garra Negra la hizo recordar de quien era el cargamento que Darren había robado.

La mente de la drell había estado embotada por las emociones, la perdida y el alcohol ingerido, pero ahora se había centrado, y estaba trabajando con la información que le venia a su mente. Memoria esa pequeña zorra que mas de una vez la había hecho pasar mas penurias de las que podrían muchos hacerse a la idea.

-No te preocupes, entablar negociaciones agresivas con una panda de psicópatas no está en mi vocabulario, y entiendo que no se ofrezca para tal trabajo, ante mí no veo a una suicida. Nuestro piloto, desapareció con el cargamento que transportábamos, no sé qué era realmente, pero por él ya ha corrido la sangre. Pero no me cuadra, por un cargamento montar todo esto es un derroche de fuerza y dinero, antes de entablar otros caminos. La opción de salir de aquí echando hostias, está ahora más fuertemente arraigada en mi mente.


La pregunta de “que cojones era ese cargamento” y “quien tendría las agallas suficientes para embaucar a Darren que robara el cargamento de Garra Negra” empezaron a inundar su mente.

-Una pregunta,  se cómo se mueven cierto tipo de cosas, la información es poder y se compra y se vende, ¿sabrías de  algún “comerciante”  que estuviera dispuesto a vender información? Para ser más exactos, sobre el cargamento “extraviado” de Garra Negra. Me interesa saber que era. Ya que van a cortarme la cabeza, me gustaría saber que narices tenía para derrochar tanta pasta.

Camino a la perdición

En silencio almacenaba todas y cada una de las palabras que la drell comentaba. En su mente, cada uno de los hechos se iba relacionando con la realidad que ella misma conocía de Omega. La mujer estaba en serios problemas tal como exponía su historia. Al verla leer algo en su omniherramienta, giró la vista a otro lado de forma desinteresada. Sus asuntos no le atañían en absoluto. Cuando comenzó de nuevo a hablar, su voz sonaba muy diferente. Quizá llevase días sin descansar, o quizá toda la presión le caía encima como una gran losa de metal. Asintió con la cabeza.

- Dudo mucho que los Soles Azules estén metidos en algo con Garra Negra, sería una opción bastante improbable aunque desde luego no se puede descartar nada. No se quién es tu amigo, ni donde estaba metido, si su parecido es notable con tu amigo, le cambiaremos el look antes de que pase más tiempo. Alzó la vista cuando Criso se acercó a ella, no tenia miedo, esa palabra ya no estaba en su vocabulario. Si le hubiese querido meter un disparo lo habría hecho desde el primer momento. - Veo que al menos atiendes a razones. – Su voz sonó mucho más suave que antes. El estado en el que se encontraba la drell hizo que bajase su nivel de rectitud ante la situación. – En Omega puedes encontrar cargamentos que ni tu misma imaginarias encontrar. Y creéme, hay cosas por las que mucha gente mataria a todos los suyos sin dudar. Se llevó la mano hasta la boca, tapándola con ella mientras se acariciaba el mentón, pensando en la pregunta que la mujer formulaba. - Debes comprender que no se de qué cargamento me hablas. Tanto Garra Negra como otros maleantes del asteroide trafican con todo tipo de cosas a lo largo de los días. Desconozco de qué me hablas. Hay varias personas que pueden conocer ese tipo de detalles. – Alzó la mano con sus tres dedos alzando uno. – Aria T’Loak, que ya puedes descartarla, pues no tienes nada que ofrecer ni ella interés en hablar. – Alzó el segundo. – Landom, él se encarga de casi todos los trapicheos de Omega, si pretende colocar esa carga aquí, seguramente él sepa algo.  – Y por seguido alzó su tercer y último dedo. – Pherderion, es un tipo muy excéntrico, pero si eres capaz de darle algún dato de esa mercancía quizá pueda identificar qué es o de donde viene. El tipo es un verdadero genio. Guardó silencio unos segundos para que la drell pudiese pensar en sus posibilidades. Añadió por último. - Eso es lo que sé, quizá quien te pueda ayudar no sea ninguno de ellos. Y por supuesto todas las opciones son peligrosas más para alguien que va sola y sin rumbo. En Omega siempre hay moneda de cambio, si no tienes nada que ofrecer, no te molestes en hablar con nadie. Vuelve con tu tripulación o huye tan pronto como te sea posible, la realidad aquí es mucho más cruel de lo que puedas llegar a imaginar. Me consta que Thomas te aprecia, sino, yo no estaría aquí pues ahora me debe un favor bastante grande. La decisión, está en tus escamadas manos.

[/i][/color]

La mente de la drell se movía con rapidez, viva de nuevo, memorizando como siempre cada palabra, cada gesto observando a la turiana. La mujer había cambiado su lenguaje corporal completamente, de estar a punto de pegarle un tiro, a estar algo más tranquila incluso agradable en su tono. Lentamente medito sus palabras antes de responderla, alzando de nuevo la omniherramienta para mostrarle el terrible parecido entre Thomas y Darren.

-Sinceramente, ya se lo mostré, debería habérselo dicho, pero la presión del momento no me permitió pensar en ello. El parecido es asombroso, yo asta dudaba al mirarle.

Miro con cierta tristeza  la imagen de su compañero caído unos momentos antes de hacerla desaparecer, no era momento de caer en la tristeza, cuando encontrara algo de paz podría llorarle como se merece.

-Aprecio mi vida y la de los mios, aunque a veces, me cueste decirlo o demostrarlo. Sí, eso lo sé. Se puede comprar y vender cualquier cosa si pagas adecuadamente. Pero hablamos de Garra Negra, mercenarios, que se mueven por dinero. Al fin y al cabo son negocios. No gastan pasta sin no van a conseguir algo que merezca la pena, es un mal negocio hacerlo asi.

La drell sonrió mirando a Zora, no era una sonrisa alegre pero era una sonrisa de alguien que había visto más de un trato de dudosa condición. Tan joven como parecía estaba en algunos campos curadas de espanto.

- Tengo datos de ese cargamento, pero de esas dos opciones creo que me decantaría más por la segunda. Si dices que es un genio, quizás podríamos llegar un acuerdo. Al fin de cuentas hay muchas formas de pagar. Pero siempre el crédito es la más usada. ¿Cómo puedo contactar con el?

Escucho sus palabras, a decir en verdad la sorprendieron, él la había devuelto el favor más allá de lo que había esperado, aun pagando un precio, uno de los caros, un favor puede ser el más peligroso y caro de los pagos. Y el hecho de que hubiera hecho ella, significaba al menos que su sacrificio había servido de algo, no se sentía al menos como tan idiota como creía.

-Yo le estoy muy agradecida por todo lo que ha hecho por mí, y actuare en consecuencia con ello. Si pudieras enviarle esto de mi parte, estaría muy agradecida ya que por desgracia no dispongo forma alguna de ponerme en contacto con él.

Volvió a Activar la Omniherramienta y escribió un pequeño texto, de forma rápida en el cual simplemente aparte de eso podía de la forma para comunicarse con ella con su Omniherramienta.

Para Thomas escribió:

Gracias por todo, si necesitas hablar conmigo,
usa esto. Estaremos si lo deseas en contacto
e informado de las nuevas.  

//Criso\\

Tras eso espero a que ella aceptara el mensaje mientras le miraba, a ella le gustaba pagar sus deudas. Y el hecho de que él se hubiera molestado en eso la hacía sentirse así. En deuda con Thomas.

Escucho con calma mientras guardaba en su omniherramienta las indicaciones de como localizar a Pherderion, anotando los datos que la da y aparte alguna anotación personal como: “excéntrico, buscar alguna moneda aparte del dinero”.

- Si lo hago me gustaría también si puede ser tener la otra alternativa si es posible. El otro contacto. De todas formas si voy a este primero tratare de convencer a alguien de que me acompañe. Nunca está de más alguien para cubrirte las espaldas. De todas formas gracias por tu ayuda y consejo.

Las últimas palabras de la Turiana la hicieron pensar quizás ir a buscar esa primera opción no era una de las buenas, pero en el peor de los casos la otra opción de buscar información sería necesaria. Había visto como le había enviado el mensaje a Thomas y estaba agradecida por ello, pues no tenía por qué hacerlo. No era una suicida y ese consejo le había puesto demasiado sobre aviso.

-Aunque no seas nadie se agradece tu opinión, conoces bien las intrigas de esta roca. Y lo tengo en cuenta.

Poco más podía pedir a la turiana, había hecho más de lo que pensaba. Y ahora si la daba la información que restaba poco más podía hacer. Más cerca estaba de poder encontrar algo con lo cual poder ayudar a los suyos y salvar sus propia vida.

La escucho con atención, cogió los datos que la había proporcionado y los almacenó en la memoria de su Omniherramienta, para luego utilizarlo cuando fuera necesario. Aún tenía que asimilar toda la información que le había dado.

- Si ir a uno es peligroso, ir a los dos es firmar una sentencia de muerte. Eso lo se. No te preocupes, tratare de buscar respaldos. Gracias por tu tiempo.

La observo como se iba endureciendo ya que poco a poco se acercaba la despedida, de forma inexorable. La drell observo en todo momento como ella caminaba tras eso hacia la puerta que se abriría para Zora cuando llegara. Poco más podría decirle. Le había servido de ayuda, quizás más de lo que ella pensaba, al menos para encaminarse en busca de esa verdad que la drell deseaba.

-Te deseo lo mismo, suerte. Espero que si hay siguiente vez, sean en mejores circunstancias.

Tras esa despedida dejo que la turiana se fuera. Poco más quedaba por decir. Poco más quedaba de hacer. Ahora sola en la habitación que había pagado por una noche entera. Empezaba a prepararse, tenía que ser rápida, tenía que ser concisa en su labor. Pues un paso en falso podría ser letal.