Buscando respuestas [11/03/2180] (Enfermería)

<< Búscala, ellos te esperan. Debes despertar >>

<< Llevas dormido demasiado tiempo. Tienes que despertar. No importa donde estas...  >>

<< El destino te depara algo mucho más grande de lo que jamás podrás imaginar. Ella te buscará, está escrito, ella recogerá a los héroes caídos, ella  esperará tu muerte y entonces, renacerás... >>

Esas palabras se repetían en la cabeza del joven piloto, a la vez que intentaba recordar la silueta de aquella mujer. ¿Problema psicológico? No… no puede ser, había estado elegido entre muchos para esa misión, estaba preparado y pasaron muchos años.

El ruido de la puerta amortiguó los silenciosos pasos del humano, en el momento en que se sentó la puerta se cerró. Estaba esperando a Quionia, una vez finalizada la reunión James decidió entrar en la enfermería. Estaba tan sumido en sus pensamientos que ni siquiera miró si había alguien en el interior.

Observó el resto del lugar, todo limpio ni rastro de Shadi, tal vez ya había abandonado la nave.  

La entendía, él mismo había experimentado esa sensación de traición que solo podía ser aliviada por la muerte de aquellos traidores, pero el tiempo y otros menesteres desviaron la mente de Connor para ocuparse de otro asunto relacionado con la venganza, pero desde otro ámbito. Connor necesitaba esos momentos de silencio, de calma, de paz; esperó paciente la llegada de la Asari tal vez ella tenga alguna respuesta a todos sus interrogantes.

James organizaba las ideas en su mente, tenía que expresarse con claridad y así facilitar el trabajo de la enfermera en entenderle, entrelazó las manos y allí se quedó, pensativo y algo dubitativo.

Recuerda sus despertares, todo sudado y con el corazón acelerado.

<< Si esto sigue atormentándome me causará problemas. Espero que tenga alguna respuesta... >>

Mi cabeza bullía con los cientos de datos que trataba de almacenar en mi cabeza. No obstante, cualquier intento por poner algún orden en aquel sucio trastero al que llamo "mente" era inútil. Necesitaba meditar un tiempo y ¿qué mejor lugar que mi enfermería? Ilusa de mí.

-Connor... ¿verdad?- lo había olvidado por completo. El mensaje que Aria me había enviado hizo que el orden de mis prioridades sufriera un derrumbamiento casi literal. Me faltaba el aire en ese momento agobiada por la enorme cantidad de cosas que habían ocurrido en apenas 24 horas. Ni tan siquiera sabía cómo debía sentirme en ese momento. No obstante, la premisa era que mi experiencia me convertía en el miembro más sabio y sereno de la tripulación: debía dejar el listón bien alto.

-Pareces inquieto, dime en qué puedo ayudarte y estaré encantada de hacerlo.- sonreí dándole una bienvenida que ya se había tomado por su cuenta. Dirigí mis pasos hacia la silla de auto-estabilización y apoyé mis manos sobre el regazo. Observé al chico.

Connor era un ejemplar interesante de humano: su estructura ósea era más pequeña que la de Jason y la mayoría de los militares que había conocido, sus rasgos eran más redondos dotándole de una belleza inusual en los hombres de la galaxia. Estaba segura de que se correspondía con el cannon de belleza humano: ojos claros, labios carnosos y nariz pequeña. Jason parecía mucho más desgarbado y maltratado por el tiempo, pero es el coste de gozar de un metabolismo tan eficaz. Los ojos de Connor se movían a gran velocidad indicando que me encontraba ante un ejemplar con una inteligencia viva; eso, o simplemente estaba nervioso. Mis investigaciones basadas en su anatomía no podían dar mucho más de sí, así que esperé a que fuera él quien rompiera el hielo con la mejor y más maternal de mis sonrisas.

Observó la figura de la Asari entrar por la puerta, sus ojos fueron desde el rostro de ella hacia sus pies percatándose del saludable color púrpura de su piel, característico de esa raza.

- Sí, James Connor – estaba sentado en una de las sillas para los pacientes, clavó su mirada a los verdes ojos de Quionia cuando le hablaba.

- Por dónde empezar…  -   dijo mientras ella se sentaba.

- No he contado este problema a nadie y tal vez pienses que estoy loco… pero estoy bien cuerdo – dejó escapar una sincera sonrisa – Tengo un sueño que se repite cada noche desde hace unos dos años más o menos. Una mujer me repite las mismas palabras una y otra vez, suelo ponerles múltiples significados pero nunca me quedo con uno, siempre tengo varias opciones por lo que no tengo ni idea a qué se refiere– el hombre rebuscó entre sus ropajes y sacó una nota, se la tendía a la Asari.

Nota:

Entrelazó las manos para continuar hablando – Esas son las frases que se repiten en mis sueños. Las dice una mujer con el rostro oculto, pero su voz la escucho de forma clara. En el sueño no puedo moverme, estoy estirado en una especie de camilla, no siento las piernas como si me hubieran anestesiado, no puedo levantarme ni acercarme a aquella mujer. Parece muy real, me costaría discernir en esos momentos si es un sueño o no, hasta llego a tener sueños dentro del sueño y despertarme en esa camilla. No me preocuparía si no fuera porque se repite cada noche, cada noche las mismas palabras -

- Se podría decir que la humana es parte de mi pasado - No había contado su historia a nadie, excepto a una humana que a cambio le había dado una nueva vida. Tenía que asegurarse que la doctora le podría ayudar, por lo que tenía que medir la información que le iba a dar antes de recibir respuesta.

- No conozco mucho vuestra raza, había escuchado que podíais leer fragmentos de la mente, pero… si no me equivoco es algo “personal” y lo entiendo, la mente es algo “privado” de cada uno – esperaba no meter la pata, solo faltaba enojarla. La verdad que no tenía mucho conocimiento sobre las Asari.

- Doctora… tal vez piense que tengo un problema psicológico y por el simple hecho de negarlo sea aún más evidente – negó con la cabeza -  Pero no… sigo en mi sano juicio. En mi pasado me traicionaron, después de cumplir mis objetivos me vendieron a una muerte segura.  Durante aquella misión había individuos con un traje parecido al de cerberus, no eran los de esa organización pero se asemejaban mucho. No era normal su presencia, nuestros enemigos eran los piratas – recordó también el símbolo que era muy parecido al de dicha organización – Me buscaban para matarme, pero una mujer con ese mismo traje me salvó la vida minutos antes de que la Alianza  arrasara con aquel lugar –

Conocimiento:

Suspiró – Tengo un pequeño vació, no lo recuerdo bien. Aquella nave monoplaza me llevó algún lugar y no lo recuerdo… – la duda invadía de nuevo la mente del humano. Sabía que la publicidad de aquella organización no era muy buena, tal vez hayan hecho algo con su mente, tal vez fueron contratados por la propia alianza para matarlos a todos y no dejar huella ante tal “traición” por el supuesto bien de la humanidad y dejar su imagen totalmente limpia.  

- La historia es larga y creo que en estos momentos no disponemos del tiempo necesario para contarla, por lo que no quiero tampoco distraerte. Supongo que por unos días más no pasará nada – sonreía, el nuevo piloto guardaba sus sentimientos bajo aquel rostro impoluto, aunque el pequeño hecho de que la Asari pudiera ayudarlo, ya sería mucho ganado para él.

Escuché con atención las palabras del joven Connor mientras releía las enigmáticas líneas que había sobre el papel. Lo cierto es que no mostraba los síntomas más comunes de la esquizofrenia; conducta agitada y movimiento ocular acelerado. No obstante, una nunca puede estar segura así que traté de escudriñar en el interior de su mente cuál era el cable que estaba suelto.

-Desde luego no se puede decir que lo que te ocurre sea algo común, pero no temas, no creo que se trate de magia o una epifanía.- suspiré mientras alzaba la mirada hacia la suya, devolviéndole el trozo de papel. -Te podría sorprender lo que determinadas especies han logrado hacer con su tecnología...

Me levanté y me acerqué hacia el extremo opuesto de la habitación. Tomé un vaso de plástico y lo llené de agua para, acto seguido, ofrecérsela al joven humano con una sonrisa. Ese tiempo me bastó para recapacitar acerca de mis siguientes pasos, lo cierto es que el problema que el chico me planteaba conllevaría días de trabajo en un diván. Pero mi agenda estaba muy apretada y no podía permitirme el lujo de gastar tanto tiempo con la de problemas que teníamos encima.

Regresé a mi lugar en la silla y crucé las piernas. Traté de agudizar mis sentidos para percibir las emanaciones psíquicas de James. Para mi sorpresa, no había nada inusual. De hecho, su mente apenas tenía fuerza comparada con la de muchos otros tripulantes. Eso me inquietó ligeramente. Apoyé la cabeza sobre mi mano y tamborileé sobre mis labios con los dedos libres.

-En todo este tiempo, James, ¿nunca has tenido cefaleas? ¿Jaqueca?- la pregunta me pareció necesaria. -Si tu memoria se ha segmentado y realmente no recuerdas qué ocurrió durante los períodos sumergidos en lagunas, que alguien de mi especie se ponga a hurgar en tu interior podría provocar daños severos en tu córtex prefrontal. El efecto sería como si, durmieras lo que durmieras, jamás alcanzaras unas horas de sueño REM suficientes.- creía estar explicándome maravillosamente, pero mi torpeza como oradora estaba traicionándome.

-Quiero decir que no podemos recorrer "la vía rápida" sin correr grandes riesgos.- me encogí de hombros y después me recosté sobre la silla. -Pero no estarás solo en esto, puedes contar conmigo.- sonreí.

Se quedó más relajado al escuchar las primeras palabras de la doctora. Agarró el trozo de papel afirmando ante la frase de la tecnología, lo dobló y se lo guardó en el interior de sus ropajes, en uno de sus bolsillos.

Ni magia, ni epifanía… eran cosas que había obviado; no era religioso ni tampoco creía en la magia, aunque lo de la tecnología sí que le preocupaba y mucho.

Los vivos ojos del piloto observaron la silueta de la Asari moverse por la enfermería, se fijó en ella, en su cuerpo, aquella mujer estaba en buena forma.

Miró aquellos ojos verdes y devolvió la sonrisa alzando la mano para agarrar el vaso de agua – Gracias doctora – le agradaba el trato de la mujer, no estaba acostumbrado a ese tipo de “detalles”.

Agachó la mirada un poco pensativo, estaba algo nervioso a la espera de la respuesta de Quionia, no lo podía evitar, necesitaba encontrar respuestas.

Arqueó la ceja “¿Cefaleas?” desconocía esa palabra, pero la siguiente que dijo la Asari hizo que el hombre juntara significados. Como respuesta, negó – No, nunca he tenido jaquecas – escuchaba con suma atención las palabras de la enfermera, sin pestañear, con interés.

El joven entendía lo que le iba diciendo. Entrelazó sus manos y se incorporó un poco, dejando la espalda recta. Los pulgares empezaron a moverse en círculos poco a poco mientras pensaba sobre lo que le había dicho la mujer.

Los ojos se agrandaron al escuchar la última frase, reflejaba sorpresa, pocos segundos después una tímida sonrisa se dibujó en sus labios. No estaba acostumbrado a recibir ayuda, tantos años solo hace que valore esas acciones – Gracias de nuevo… - se relajó, tenía por donde seguir buscando, después de tanto tiempo logró salir de aquel laberinto sin salida, ahora una puerta se abría ante él, una nueva oportunidad.

Afirmó con la cabeza, no volvió a darle las gracias pero en su rostro se veía esa palabra reflejada.

Cerró los ojos durante unos instantes, reorganizando todos sus pensamientos, relajándose. Pensó en la situación en que se encontraban, estaban en un problema muy gordo; por lo que la vía más segura, aquella que lleve más tiempo, puede ser un verdadero incordio para la doctora ya que el tiempo era algo que escaseaba en esos momentos.  Por otra parte la vía menos segura, la más rápida, tenía una serie de inconvenientes que solo afectaban al piloto… pero era la única forma de encontrar alguna respuesta ¿Quién podía asegurar que después del conflicto seguirían en la nave? No iba a esperar a que eso pudiera suceder.

- Bueno… - se le veía dubitativo – No quiero ser un estorbo en una situación como esta. ¿La vía rápida te requiere mucho tiempo? Entiendo las posibles consecuencias… pero tampoco hace falta hacerlo todo ahora – no sabía muy bien como continuar, es más, no sabía cómo las Asari puedían llegar a leer la mente – Disculpa… me refería a si la vía rápida se podía hacer por etapas, tal vez así se puedan reducir los riesgos y tampoco nos quitará demasiado tiempo; podremos llevar una evolución de los sueños, de si consigo dormir bien… - no sabía si se explicaba bien.

- Acepto los riesgos y escucharé gratamente tus consejos – la miró a los ojos a la espera de su opinión.

Tenía una duda - Pero las Asari ¿Pueden leer toda la mente? o... ¿Solo trozos? - Quionia podía notar que el humano estaba bien confuso, también algo cohibido - Y... otra cosa ¿No duele, no? - sonreía, intentaba romper el hielo de la conversación.

Traté de resultar lo más conmiserativa posible, y lo cierto es que el muchacho no me lo ponía difícil. Parecía un animalillo indefenso, asustado por los quehaceres de entidades superiores y sin comprender demasiado lo que ocurría a su alrededor. Sonreí aunque le di ligeramente la espalda para intentar mitigar la mentira que iba a concederle.

-A veces es doloroso, a veces no. Depende bastante del sujeto y de lo bloqueada que se halle su mente.- ojalá fuera así, pero no iba a contarle a aquel muchacho que nuestra capacidad radicaba en forzar el flujo cerebral para hallar los microictus que confinaban la información en el cerebro. A veces los vasos sanguíneos terminaban reventando y era mucho peor el remedio que la enfermedad.
Me di media vuelta y volví a observar aquel par de ojos tiernos. No, no necesitaba saber lo que era un infarto cerebral en ese momento.

-Si quieres emplear la vía rápida yo estoy dispuesta, pero no es algo que se pueda hacer a la ligera.- dirigí mis pasos hacia el cajón y busqué una caja de caramelos levógiros. Necesitaba tiempo para analizar al muchacho y la experiencia me decía que muchas veces el placebo ayudaba mucho más que el tratamiento en sí.

-Estas cápsulas contienen electrolitos de acción rápida. Quiero que te tomes dos tras cada comida, eso hará que el LCR de tu cuerpo pierda cierta densidad y que el tratamiento sea menos agresivo.- deposité la caja sobre sus manos y volví a sonreír. - Son masticables, así que no intentes tragarlas de una sola vez. ¿De acuerdo?


Regresé entonces a mi asiento. Empezaba a ponerme algo nerviosa, Lesher ya debería estar cerca del puerto y no me gustaría que creyera que le había dejado plantado.

-Mañana, poco a poco, intentaremos la primera sesión. Intenta descansar l máximo posible, ¿de acuerdo?- volví a sonreír y suspiré. ¡Qué dulzura!

James escuchaba atentamente las palabras de la doctora Quionia, ni siquiera el hombre parpadeaba prestándole la máxima atención posible.

Afirmó ante la frase de si el proceso era doloroso, que todo dependía del sujeto; estaba algo preocupado, pero tampoco para alarmarse.

El piloto observó a la Asari mientras se acercaba con aquella caja de… ¿Caramelos? Alguna medicina… El humano alzó la mano, entregando la palma, con la intención de que ella los depositara allí, miraba curioso aquellas “píldoras” de un tamaño muy parecido pero de diferente forma.

Después de atender a la específica aclaración de la enfermera respondió su pregunta –De acuerdo, las masticaré – se guardó la pequeña caja en el interior de uno de los bolsillos, recordando lo que le había dicho Quionia “Estas cápsulas contienen electrolitos de acción rápida. Quiero que te tomes dos tras cada comida, eso hará que el LCR de tu cuerpo pierda cierta densidad y que el tratamiento sea menos agresivo “  parecía que sí, el método rápido era algo más complicado y toda precaución era bienvenida.

- De acuerdo, mañana empezaremos entonces – se levantó y dejó la silla en su respectivo sitio, tal y como la encontró.

- Muchas gracias y un placer de conocerla. Espero no haberle quitado mucho tiempo – se inclinó en gesto de respeto, hacía mucho tiempo que no estaba dentro de una tripulación, es más, hacía muchos años que no tenía ese tipo de trato con nadie.

- Si necesita algo, solo tiene que pedírmelo y haré lo que pueda. Somos de la misma tripulación, si no nos ayudamos entre nosotros mal vamos. Hasta mañana Quionia -

Una vez finalizada la despedida se encaminó hacia la puerta saliendo de la enfermería, llevó su mano al bolsillo notando esa caja < Dos tras cada comida > la puerta se cerró a su paso.

Spoiler: