Solo queda una [06/03/2180] (Omega)

Bueno... y ahora... ¿que?...

La Asari inspiro hondo el aire cargado y concentrado de la habitacion, disfrutando de un instante del suave aroma afrutado que desprendia el sudor ligero de su especie, de los ligeros matices a fragancias exoticas que solian despedir los tumores de briomateria cada vez que los hacia consumir en el cuenco de aquella pila donde solia aspirar despues los vapores, y sonrio, con una extraña sensacion satisfactoria mientras, y aun con los ojos cerrados, rodaba hacia un lado del sillon, casicompletamente desnuda, y se daba cuenta de que todavia no se habia quedado sola.
La noche habia sido bastante larga, y a pesar de que se habia gastado una buena parte de sus ahorros (como en los funerales griegos, Adali se habia prometido concederse unos dias de relajacion y disfrute, para al menos degustar los juegos del fracaso) y de que habia comprado la compañia de toda suerte de bailarines y acompañantes, asi como un destacamento casi infinito de drogas que atenuaran los sentidos pero no los embotaran del todo, habai conseguido que almenos un par de sus acompañantes se divirtieran tanto como ella, por que desde luego, no tenian pinta de haberselo pasado mal.

Los ojos azules consumidos marcados por una especie de surcos difuminados de pintura purpura, se quedaron cerrados, durante unos segundos, mientras sentia como empezaba a perder el riego sanguineo en una de sus extremidades, donde alguien se habia quedado irremediablemente dormido. Abrio los ojos, intentando adaptar la mirada entre el haz de luces ligeras y escarlatas, dirigiendo el rostro, contraido por una pequeña mueca de molestia, hacia la joven Asari que aun descansaba a su lado.
Gracias a dios, el Turiano que se habia apuntado a la fiesta y que, segun recordaba, tenia una especial capacidad para hacerla reir y seguir pareciendo interesante, se habia acostado junto a ella tambien, pero lo suficiente lejos como para que no pudiera aprisionar ninguna parte de su cuerpo bajo su pesada carga.

Adali no sabia como hubieran terminado los dedos de su mano si aquel hombre hubiera ocupado el lugar de la chica, quiza incluso hubiera tenido que perderlos. Y le hacia gracia.
Con una ligera carcajada mientras caminaba casi a tientas por el circulo cerrado que representaba aquella habitacion, plagada de sillones y cogines en forma de anillo alrededor de las paredes, con una mesa circular en el centro y una entrada cubierta por una cortina, la Asari cruzo la pequeña distancia que separaba su "lecho" con la mesa, y rebusco entre envoltorios, pedazos de metal y diferentes recipientes algo que todavia se pudiera llegar a los labios.

No tardo mucho en encontrar una pequeña botella de alguna clase de alcohol destilado en Palaven (que raro, le tenia que haber costado una pasta), y gracias a la diosa, casi tan llena como si no la hubieran abierto. Mientras llenaba un vaso que rescato bajo un monton de envoltorios de inhalantes, poco antes de llevarselo a los labios distraida mientras echaba un rapido vistazo a su alrededor, dando un trago largo pero lento, la joven mercenaria volvio a pensar en aquel criajo terrible con una ligera sensacion de culpabilidad.
No habia encontrado la forma de decirle que solo queria lo mejor para el y cuanto lo apreciaba de mejor forma, y aunque, una parte de ella se sentia culpable por no haber tenido la habilidad suficiente para poder ser un poco mas... sensible, otra se daba cuenta de que en el fondo, Ulric sabia bien lo que habia querido decir, y aunque quiza no hubiera encontrado el suficiente tacto como para mantenerle a su lado, estaba segura de que se habia ido con la segura conviccion de que al menos lo queria, como a un hermano, como la unica familia que de alguna forma ambos habian tenido, pero lo queria.

Y ya era hora de pasar pagina.

Adali rio, sonriendo para si mientras veia como la otra Asari apartaba una sabana de su lado, que habia estado acariciandole la nariz mientras respiraba, y volvio a mirar al sinuoso telon purpura de la puerta mientras le daba otro trago a la copa. Bueno... por lo que veia, el horizonte no parecia tan oscuro y deprimente.
Una parte de ella estaba molesta, quiza disgustada por el hecho de volver a sentirse sola una vez mas. Como si de una forma que no pudiera entender su subconsciente le estaba diciendo que se merecia lo que le correspondia por ser quien era, la chica no hacia mas que sorprenderse de vez en cuando pensando que quiza no habia fracasado su proyecto por vicisitudes del destino, si no sencillamente, por que estaba ella al mando.

Naturalmente, y como era de esperar, Adali no tardaba mas de unos pocos segundos en darse cuenta de la completa estupidez que resultaba de aquella idea. Ella no era un error, no era un fallo en el cosmos ni un problema para nadie. Ella era lo que queria ser, lo que habia decidido ser, y lo que estaba convencida de que se convertiria, tanto si tardaba cien años como si le llevaba quinientos el intento.
Se habia marchado por miedo, y habia sobrevivido por instinto, pero hacia mucho tiempo que habia superado todo aquello y se habia dado cuenta de lo que queria.

Y lo que queria era a si misma... y a todo lo que el placer de aquella maldita vida que adoraba le podia proporcionar. Y aunque en el fondo sabia que echaria de menos a Ulric y a esa panda de cabrones que eran su tripulacion, tambien estaba segura de que no seria la ultima vez que los habia visto, y de que le darian mas oportunidades para decidir en quien se podia confiar, quien habia creido todo lo que ella habia ido predicando como estandares de la banda, y quien realmente no.
Y es que no habia nada mas que la joven Asari odiara mas que los oportunistas interesados sin ley ni patria, sin rey ni dios.

Habia que servir a alguien, a alguien que estuviera fuera de ti, o a ti mismo.

Pero nunca al dinero.

La Asari tomo un ultimo trago y se dejo caer sobre el sillon, ignorando los quejidos de la muchacha y tirando suavemente para no quedar demasiado alejada. Le hubiera gustado mas abrazar al Turiano... pero quiza estaba demasiado lejos, y demasiado endurecido como para que le llegase a proporcionar el mismo placer...
En cualquier caso, aun le quedaba mucho tiempo para divertirse. Ya pensaria en el trabajo y en su proyecto cuando llegara la hora de hacerlo.

En aquel instante, no era el momento.

Adali ladeo la cabeza con curiosidad mientras veia como el hombre se adentraba en la estancia, con aquella clasica mirada que solian despedir los abstemios, observando la habitacion como si todo lo que hubiera en su interior fuera un claro sintoma de alguna clase de degradacion mental que creia comprender pero que muy posiblemente, ni llegara a sospechar.
La Asari se habia topado con mas de un hombre que en ocasiones (las puntuales en que disfrutaba de aquellos pequeños plazos de diversion y escape) la habian tildado de libertina, de dedicada a los vicios y a los excesos, y sobre todo, de ingenua, de incauta, de ignorante. Y lo curioso era que ninguno de ellos encontraba estimulacion en lo que hacia, ninguno de ellos comprendia el por que de sus comportamientos, por que todos eran hombres o mujeres que estaban mas que acostumbrados a llevar una vida relajada dentro de su constante ir y venir, pero siempre alejada de todo lo que pudiera pervertir su pequeña rutina de vida construida, estructurada en un dia completo de seguridad, un dia en el que las drogas, el sexo, y la danza constante y entregada no hacian mas que perturbarlo. Lo trastocaban, por que se trataban de terminos mas profundos que la logica, trataban de instinto y sentimiento.

Y eso le hacia gracia, por que, de alguna forma en la que quiza no pudieran comprender, no hacian mas que preponderar una suerte de soberbia basica y primitiva, una soberbia que podia provenir de su subconsciente, pero que en cualquier caso, no era mas que un intentar comprender aquello que no entendian, querer ver mas alla de lo que se les habia dado.
Y de la misma forma que ella no podia comprender como un hombre podia llegar a desarrollar verdadera pasion por la botanica, o como las matematicas podian ser el centro neuralgico de la vida de un individuo, ellos jamas entenderian por que hacia lo que hacia.

Aquello no la degradaba, aquello no la convertia en una escoria ni en un ser destructivo, sencillamente, formaba parte de su naturaleza, estaba dentro de ella como el resto, y nada mas.

Adali rio, casi divertida, mientras le daba un pequeño trago mas a la copa, acariciandole los tentaculos un momento la joven Asari que descansaba junto a su lado, apenas un instante antes de volver a mirar hacia el caballero. Para bien o para mal, a pesar de aquella actitud tan ostentosamente prepotente y superior, como si fuera alguna clase de rey divino que podia tener todos los poderes y respuestas a su servicio, Adali no pudo evitar pensar que, aun asi, al menos, el tipo tenia estilo.
Sonrio, con sorna, casi divirtiendose por el detalle ridiculo, y agito la copa en silencio mientras miraba al tipo, notando como el liquido bailaba en su interior.

Arqueo una ceja, ligeramente, consciente de que se habia corrido gran parte de la pintura de su rostro, y tendria que limpiarse para poder volver a dibujarla como era debido.

-¿Si?... -Adali rio- ¿Y por que me da la sensacion de que su comentario implica que usted no tiene realmente ni idea de lo que puedo ofrecer por el hecho de verme "asi"? Me temo que comete un error al pretender creer que lo sabe, mi brillante caballero de oscura armadura.

La Asari solto una carcajada divertida mientras lo miraba, como si su propio comentario le hubiera hecho gracia, entrecerrando un momento los ojos. Lo miro, en silencio, mientras intentaba ordenar sus ideas.
Si podria o no matar a los tres, no lo tenia claro, pero que presentaria una mediana batalla si llegaba la situacion, si que se le antojaba bastante posible. Ademas, con el espacio del cuarto, Adali creia que tendria el tiempo suficiente para poder llegar hasta ellos antes de que encontraran el espacio suficiente para poder empezar a abrir fuego, y no estaba segura de que fueran tan diestros en el combate cuerpo a cuerpo como disparando desde lejos, mas aun, por la pinta de las armas que tristemente conseguia divisar en aquellas condiciones y desde aquella distancia.

En cualquier caso, esperaba que realmente hubieran ido con una intencion mas genuina que el mero hecho de querer matarla, no solo por que lo parecia, si no por que le extrañaba sobre manera que alguien estuviera dispuesto a jugarsela tanto para acabar con ella.
No era exactamente lo que se pudiera llegar a considerar una presa facil, si se podia permitir a si misma aquella valoracion.

Fruncio el ceño, mientras cavilaba aquellas y otras posibilidades en su cabeza, intentando centrar sus pensamientos mientras hacia memoria.

-¿Quien cojones son ustedes?... -pregunto, con un corte ligeramente helado, observandolos con curiosidad- Me gustaria saber a santo de que entran en una habitacion privada en el tiempo libre de una mujer libre para infravalorarla... Caballeros...

Adali rio con suavidad, casi con sutileza, volviendo a mirarlos en silencio. Estaba colocada, pero no lo suficiente como para dejarse ningunear.

Los ojos de la Asari observaron en silencio como su compañera se levantaba rapidamente y se marchaba de la habitacion en cuanto pudo ver al tipo alli plantado en mitad del cuarto, mostrando una actitud cuanto menos desagradable. Fruncio el ceño, suspirando disgustada mientras veia como la unica cosa bonita del cuarto se marchaba con aquella tranquilidad. Si se trataba de hablar de cosas bellas, tenia que lamentarse al decir que el Turiano no cumplia exactamente sus espectativas, por mucho que tuviera otra serie de valores que desde luego podia apreciar casi tanto como aquello.
Pero como si hubiera sido un personaje escapado de uno de los maravillosos relatos de Oscar Wilde, Adali no podia evitar tener alguna clase de debilidad u obsesion curiosa y constante hacia la belleza, no como una suerte de actitud compulsiva, si no como una forma de admiracion. Le encantaba todo aquello que podia maravillarla de un solo vistazo, aunque no estuviera muy segura de decir el por que.

La joven chasqueo la lengua, disgustada por volver a encontrarse sola en el sillon, y volvio a mirar al hombre. Mientras se iba despejando su vista, e iba consiguiendo concentrarse (no sabia si por que la influencia de los narcoticos continuaba desapareciendo, o por que las molestas palabras de aquel capullo presuntuoso no hacian mas que mosquearla), la Asari mantuvo la mirada sobre el hombre, dandole otro trago a la copa.
El tambien era atractivo, no podia negarlo, quiza mas de lo que pudiera haber llegado a esperar de un macho humano. Curiosamente... no sabia por que solia apreciar mas la belleza de su propia especie, que la de cualquier otra que pudiera encontrarse por el camino.

Ademas... creia haberle visto en otro sitio, lo que no conseguia recordar era donde.

Con un gesto de fastidio, Adali se puso en pie lentamente, recogiendo los pedazos de su armadura y volviendo a engarzarlos entorno a su cuerpo. Mientras le daba la espalda apenas un momento, y volvia a empuñar sus brazaletes, la Asari levanto el labio, con una mueca de desden concentrado, cada vez mas molesta por lo que decia.
Se dio la vuelta, mirando al tipo con una expresion helada.

-¿Informacion? -Sus palabras salieron por sus labios con una nota fria de desprecio. ¿Que cojones se habia creido aquel tipo? - Entras aqui, creyendote el rey de lo que no te pertenece, juzgas mi privacidad, y tus primeras palabras de presentacion son: "eh, ¿esto haces con tu vida?, eres escoria"... ¿Y tu te atreves a hablarme de educacion?

La mirada de la Asari estaba clavada sobre el rostro del hombre mientras alzaba ligeramente la voz, casi con una expresion imperterrita. Lo unico que cambiaba en su rostro azul, era el gesto de molestia que se habia dibujado en su frente al fruncir el ceño mientras lo miraba, en silencio. Ya no parecia para nada divertida...
Volvio a hablar, mientras daba un paso al frente, acercandose a el, al otro lado de la mesa.

-¿Que tu haces las preguntas? -Inquirio, arqueando una ceja mientras levantaba apenas con un gesto la mano, señalando a los soldados que habia a sus espaldas- ¿Por que? ¿Por que crees que esos dos tipos musculosos me dan miedo? Pues lo que me da es que te estas volviendo a equivocar, muchacho...

Las palabras salian de sus labios ligeras, casi con la misma autoridad que se habia acostumbrado a blandir durante años al frente de la Red Shadow, mientras la joven se esforzaba por recuperar del todo sus capacidades.
No estaba muy segura de que las cosas no se fuesen a poner feas... asi que quiza iba a necesitar todo lo que su cuerpo pudiera dar en aquel momento.

-Si realmente tienes alguna mierda de autoridad que pueda llegar a interesarme, espero que lo digas, por que si no, esta conversacion se ha terminado.

¿Ofertas mejor para sobrevivir en aquella roca?

Adali no tenia clara la respuesta a aquella pregunta, entre otras cosas, por que se negaba a dar los detalles del trabajo y por que tampoco estaba dispuesto a decir quien era, y por consiguiente, la joven mercenaria no podia ni siquiera intuir que clase de circulos tendia a frecuentar aquel tipo, por mucho que se diese aires de ser uno de los cabecillas de aquel infernal asteroide.
Para bien o para mal, la Asari siempre habia podido disfrutar del placer de poder jactarse de no haber participado mas alla de lo que sus razones o sus principios le permitian, y aquel hombre parecia realmente una escoria andante, mucho mas de lo que podia llegar a ser ella, a pesar de sus "vicios".

La prepotencia, la soberbia y la enraizada concentracion de ego y autoridad despota que parecia desprender cada uno de los poros de la piel de aquel individuo solo conseguian hacer resaltar todo aquello que realmente no tenia.
Y muy posiblemente, entre aquellas faltas que Adali lograba intuir en su comportamiento, a traves de las delgadas lineas de sus frases y el silencioso y delgado movimiento de sus labios, sus cejas, y el conjunto total de sus expresiones, mas propias de un maton de la mafia (con aquel toque exclusivo de elegancia) que de un hombre que realmente estuviera acostumbrado a darse a obedecer, la Asari encontraba quizas las que mas le molestaban del enorme conjunto que existia en la basta comunidad de las especies.

A aquel tipo, como a muchos otros, se le habria planteado la incuestionable pregunta que llevaba a todo hombre en esa circunstancia: ser temido, o respetado, y no solo estaba claro cual de las dos parecia haber escogido aquel personaje, si no que ademas, tampoco parecia que le importara lo mas minimo de lo que pudieran llegar a decir o pensar de el sus mismos subalternos o cercanos.
¿Quiza le prejuzgaba? Quiza, pero Adali tenia casi la completa seguridad de que no se equivocaba. Tanta seguridad en uno mismo, tanta concentracion de ego y autoridad falseada, solo resultaba en una cosa. El verdadero vicio que helaba el alma.

¿Queria degradacion? Pues la mas cerca de lo que creia, no en ella, si no el interior de su putrido corazon. Como si fuera alguna suerte de pinguino terrestre, Adali habia decidido que no pensaba tratar mas de lo necesario con aquel individuo.
Quiza por eso, la ultima frase consiguio sacarle una mueca de delicada y sutil sorpresa.

-¿Como? -Inquirio, petrea y severa.

¿Ulric? ¿Trabajando con aquel capullo?... Desde luego, el muchacho no era de la clase de hombres que dejaban que la suciedad de otros enturbiaran su propia alma, asi que le costaba creer el hecho de que hubiera aceptado un trabajo como aquel, al lado de tipos como ese. Y si lo habia hecho... debia debia de contar con sobradas razones para ello.
Fuera un desgraciado o no, le habia dado justo el detalle que necesitaba para ponerla contra la espada y la pared, quiza incluso sin que el mismo supiera como.

Fruncio apenas un instante el ceño, mirandolo.

-Me alegro...  pero yo, por si aun no te has fijado, no soy Ulric. -Sus ojos, helados, siguieron fijos sobre el rostro del hombre, observandolo en silencio mientras, muy al fondo, la Asari seguia concentrada en sus propios pensamientos.

Para bien o para mal, Adali no podia evitar sentir una cierta suerte de actitud complaciente. La oscuridad que desprendia aquel hombre, era absorbida por la idea del muchacho, y por mucho que intentara quitarse aquella sensacion de la cabeza, no encontraba demasiadas posibilidades a su alrededor para ayudarla.
Debia aceptar un trabajo, tarde o temprano, y cuanto mas temprano fuera mas conservaria su prestigio y mas posibilidades tendria de no verse obligada a la precariedad . Ademas, por mucho que intentara engañarse a si misma, no le hacia gracia la idea de volver a dejar que Ulric se alejara de su lado, como si no tuviera ninguna otra opcion que tomar.

Si mandaba a paseo a aquel cabron, se iria con el la oportunidad de volver a encontrarse con el muchacho, lo que no le hacia gracia. Quiza para protegerlo, quiza por mera sensacion de soledad, quiza por confianza o camaraderia, quiza por simple complicidad, Adali preferia estar cerca del muchacho.
Quiza, de toda la vieja banda, ella, Ulric y Roland eran los unicos que realmente entendia que significaba ser un Star of the Shadow.

Y era vivir con dignidad, conservando la independencia y la seguridad en uno mismo, conservando la esperanza en el frio del vacio, conservando, ante todo, cierta suerte de privilegio moral.

Adali suspiro, como si de golpe volviera a la realidad.

-Muy bien... como quieras. -sentencio- Pero existen tres condiciones: primera, tengo que saber de que mierdas va esto, si no por quien eres tu, para quien te estas moviendo. No voy a trabajar a ciegas. Segunda, tampoco trabajo a pies juntillas. Cual es el objetivo, "¿que es lo que hay que hacer?". Y tercera...

Adali lo miro fijamente.

-Si me has mentido, y Ulric no entra en el trato, tendremos serios problemas... ¿estamos de acuerdo?

Bueno, ya lo habia decidido, y creia haber visto suficiente.

Aquel hombre parecia realmente estupido... Adali no sabia si realmente su pequeño "proyecto" la queria a ella, o le valia cualquier otro que medianamente llegara a tener el mismo potencial que tenia la joven mercenaria. Si la querian a ella, especificamente a ella, por las razones que fueran, sentia tener que decir que la capacidad de negociacion de aquel patan era realmente nula.
Habia cogido su mejor baza, su mejor opcion, y la habia convertido en nada solo para poder disfrutar de unas fracciones de falseada seguridad y poder, como si realmente creyera que ella iba a pasar por el aro...

Con una suave carcajada divertida, que se desencadeno apenas un instante despues que la del muchacho, la Asari recogio sus pertenencias mientras las hacia levitar ligeramente hacia ella, atrapandolas con suavidad mientras bordeaba lentamente la mesa, por el lado contrario al que se habia sentado el hombre, como si de alguna forma, hubiera alguna razon que le llevara a no querer estar ni siquiera unos centimetros mas cerca de el, ya fuera por miedo (si realmente queria creerlo aquel tipo), o por simple sensacion de repugnancia.
Francamente, Adali no sabia como podia haber "convencido" a Ulric, si es que realmente le habia convencido. Y aun asi, no le preocupaba demasiado, pensaba averiguarlo.

Avanzo en silencio, acercandose a la puerta donde descansaban los guardas al otro lado, sin siquiera molestarse en mirar al tipo mientras levantaba ligeramente la voz por encima de la musica que habia conseguido para la habitacion, cortandola de golpe al salir.

Su voz sonaba distraida, desenfadada, pero igual de fria y severa como habia sonado hasta el momento.

-Enhorabuena... -susurro divertida- Ahora solo te quedan aceptar las dos condiciones que faltan y seguiremos hablando...

Se paro en la puerta, girandose un momento para mirarle con una ligera expresion de lastima, como si de alguna forma, sintiera pena por que alguien con aquel aspecto tan curiosamente atractivo tuviera que haberse convertido en un hombre tan miserablemente deleznable.
¿Su especie? ¿Acaso ese tio tenia alguna idea de como eran las Asari, de lo que sentian o imaginaban, de lo que significaba pasar por cada uno de sus estados vitales?

Resultaba sencillamente patetico.

-¿Propio de mi especie chaval?... -se rio, sin dejar de mirarle con los ojos cargados de aquella indiferencia despreciativa y helada- ¿Que sabras tu de mi pueblo?... -Adali volvio a reir mientras se daba la vuelta- ¡Si! Tu haces las preguntas...

La Asari cruzo el umbral, pasando al otro lado de la cortinilla purpura mientras echaba un vistazo al exterior y contemplaba durante un segundo a aquellos hombres que esperaban en la puerta, mirandolos con mas claridad.

-...Lo que no se es a quien se las vas a hacer.

Sonrio para si, empezando a andar hacia la salida.

-Caballeros... -se despidio con un ligero murmullo de los soldados mientras se perdia en la nube de musica, movimiento y ruidos que llevan hasta los palcos de aquel local privado.