Buscando a D [11/03/2180] (Omega)

Los pasos de la Drell eran rapidos, se habia despedido con ese gesto algo calido de su compañero. No podia negar que estaba enfadada, como no, Darren, habian pasado bastante tiempo, quizas no se hubieran conocido tanto como querria pero les ha dejado con el culo al aire. ¿Que abria pasado para venderles asi?

Dinero

Aferro con fuerza de forma disimulada la herramienta que llevaba en su cinturon, ya no sabia cuanto tiempo habia caminado, el ambiente habia cambiado un poco, habia salido por una de las puertas, ya acostumbrada a hacerlo, y podia ver la suiciedad de as calles. Ella no iva por los lujos ni las limpias calles de las ciudades que visitaba, no siempre solia buscar las zonas mas oscuras donde poder estar agusto y tranquila. Camino hacia una de los bares, uno con un letrero de neon rojo medio fundido que iluminaba la calle.



Fuego de Al'Nar, asi se llamaba, y se podia ver un dibujo hecho en neon de una copa ardiendo cuyas luces no iluminaban bien. Lentamente entro en el antro y miro a la gente observandoles mientras caminaba entre ellos con naturalidad, hacia donde estaba la barra llamando a el camarero. Con la mano.. diciendo simplemente con esa voz rasgada y a la vez sin apice de timidez.



Jefe.. un Keelah.. cargado

El local estaba cargado de un humo que hacía que las luces se difuminasen en el ambiente. A los ojos del volus les costaba enfocar. No le gustaba tener que frecuentar sitios así. A pesar de llevar un traje de mantenimiento vital que le aislaba del mundo exterior, no podía evitar pensar que ese ambiente estaba cargado de las partículas de las múltiples criaturas que poblaban lugares como este. Se sentía nadando en inmundicia.

Estaba esperando a alguien. A un vorcha de la manada sangrienta con el que tenía asuntos pendientes. Realmente no le agradaba la idea de tener que reunirse con esa chusma, pero había cosas que era preferible hacerlas fuera de la vista de sus compañeros. Cosas necesarias para que los negocios - sus negocios - funcionasen como debía ser.

Se percató en una forma que le sonaba, sentada en la barra del bar. Una drell dejaba caer su cuerpo contra el mostrador. Parecía abatida y cansada. Ajusto las amarillas lentes de su sistema de visión para aumentar la profundidad de campo y la reconoció. Se trataba de Criso, la mecánica de su nave.

- Mierda. ¿Qué pinta esta aquí?... esto no es bueno, no. Para nada bueno. Joder, Joder, Joder.

La respiración del volus comenzó a acelerarse. Agarró fuertemente con sus pequeñas manos el maletín que custodiaba, lo subió a la mesa, y lo abrió. Una vez abierto, el maletín era un pequeño ordenador de aspecto militar. La pantalla mostraba números de cuenta y una serie de gráficas. El volus se centró en los números e intentó pasar desapercibido ante los ojos de la drell

- Esto es malo. - musitaba para sí mismo - Esa maldita drell tiene memoria fotográfica. No me interesa para nada que se pueda percatar de que estoy aquí. Si me reconoce y se acerca, querrá hablar. … Y si me ven con ella puedo meterme en problemas con los soles azules. Esos putos esclavistas Krogan… ¿Porque coño les mentiría?...

El volus miraba nervioso a los demás en ese tugurio de mala muerte. Reconoció algunos krogan sentados en la parte más interior y menos visible. Y un encuentro casual de un volus con un vorcha pasaría desapercibido. Pero una reunión familiar era lo que menos necesitaba en este momento.

Escuchó un leve ruido al notar que las células peltier estaban comenzando a nivelar la temperatura interior de su traje. Había comenzado a sudar. Toda una suerte que su máscara fuese una cara de poker perfecta.

El camarero sirvió la copa a la Drell que sumida en sus pensamientos parecía divagar. Los ojos oscuros como dos profundos pozos, parecían estar vagando en sus recuerdos. Mientras cogia la copa que le tendía el camarero mientras con la otra mano pagaba como siempre.

¿Cuanto hacia que conocía a ese cretino (a su parecer claro esta) que había tratado tan mal a la Valkirye? Varios años ya, y ahora había pasado esto. Como se le abría ocurrido dejarles asi, venderles, en este mundillo en el cual ella se movía la traición siempre era una cosa que se pagaba cara. Sus manos tensas apretaron el vaso mientras bebía. Lentamente se giro, para ver quien habia en el bar, a ver si encontraba a algún timador del espacio puerto, esos cretinos, compañeros de profesión que vendían alguna que otra pieza "sobrante" de algún carguero estúpido que había atracado para repostar.

Ellos siempre han tenido en esto buen oido, sobretodo con este tipo de chismes, esperando que alguno de ellos pudiera al menos ponerla en la pista de su, "querido" Darren. Pero de repente, algo la saco con fuerza de sus pensamientos. Una silueta nerviosa que no dejaba de gesticular parecía moverse entre la clientela. Enfoco su vista, un momento observando la clientela observando con detenimiento pero con cierto disimulo a los Krogan, siempre la habían llamado la atención, asta que enfoco bien sus oscuros ojos.

No podía ser, de todos los tugurios donde ella podría haber elegido. ¡Había elegido este! parecía nervioso pues no dejaba de moverse. Seguro que se abría enterado de lo que pasaba. Hizo un gesto al camarero y se giro dando la espalda a la barra.  Con la cabeza le hizo un gesto, así advirtiéndole que le había visto, quizás tratando de calmarle. Estaban todos con el agua asta el cuello con la perdida de la mercancía.

Con paso tranquilo empezó a acercarse, tratando de forzarse a calmar su mala hostia, que parecía hervirla por dentro, pero claro, que otra cosa puede hacer  alguien que al recordar algo con tanta nitidez siente cualquier emoción tan reciente. Cuando llego cerca saludo con voz algo mas baja de lo normal en ella dando un trago después, pero aun asi no pudo controlar parte de la rabia que crecía en su interior.

-  Jodida coincidencia, Este planeta parece que es mas pequeño de lo que me imaginaba.. ¿Has salido a tomar el aire Draak?

La voz rasgada de la drell sonó algo temblorosa aun por el enfado creciente, y sus ojos parecían analizarle. Se había referido a el con un diminutivo ¿cuando narices hacia eso la mujer? Solo usaba diminutivos de los nombres cuando estaba nerviosa, cuando quería tocar las narices, estaba cabreada o preocupada. A saber que había pasado por la mente de ella, seguro que nada bueno.

-


"¿Draak?" Pensó el volus "¿Que clase de confianzas son  estas?"

El volus miró de arriba abajo a Criso y espetó ante la Drell que tenía enfrente suyo

- ¿Draak? ¡Mi nombre no es ese! ¡Dirigete a mí como Draaku Von; pues lo que menos necesito en un tuguro como este es mostrar debilidad! Y ahora... acercate, y escucha atentamente.

Para el volus resultaba complicado modular su voz de forma que fuese audible en un ambiente como ese, sin que resultase distorsionada por las interferencias que su traje provocaban.

- Escucha, Criso. Detras mío hay un grupo de Soles Azules. No digo que los conozca, pero hace no demasiado tiempo me preguntaron si conocía alguna Drell en edad fertil. ¿Comprendes? En estos fondos todo es negociable. Incluso la vida de los que no conoces. - Antes de esperar la respuesta de la drell, la apresó fuertemente con la pequeña mano por la cintura y la acercó para sí -Escúchame atentamente... Les dije que no conocía a ninguna. No sé si me reconocerán, pero si lo hacen, y te ven conmigo, te garantizo que estaremos los dos en un aprieto. y... además de eso... no estoy aquí para tratos con los Soles Azules. Estoy esperando a un Vor'cha... De la manada sangrienta. No debería pasar nada, pero si esos soles azules se acercan...

El volus comenzaba a ponerse más y más nervioso cada vez. Se encontraba incomodo. Fuera de lugar. Los negocios funcionan mejor cuanto menos gente conoce acerca de ellos. Le estaba resultando violento tener que darle explicaciones a la Drell, pero si quería que todo fuese bien - Y por dios, necesitaba que fuese bien - tenía que confiar por esta vez en Criso.

Contestó, con la voz entrecortada debido a la ansiedad que crecía por momentos, y ante la negación de compensación respiratoria de su traje. El amoniaco de la atmosfera inferior se racionaba para evitar un shock en el volus, que no estaba acostumbrado a que las cosas se torciesen

- Mantente ... alejada. Observalo todo. Y si ves ... que las cosas se ponen jodidas, hazme una seña. Siento que te pille de improviso…. pero... si es cierto lo  que me has contado ... acerca de tus incursiones... en los barrios bajos... sabes lo que puede pasar... en la oscuridad de omega... cuando nadie está mirando...

Los ojos de la mecánico le miraron, completamente oscuros como dos pozos vacios de agua y cargados de sombras al escuchar la voz ofendida del volus no pudo más que poner una mueca de una sonrisa cínica, ahora mas intrigada.

¿Debilidad? Solo la demuestran quienes la tienen.

No puedo evitar mantener esa sonrisa mientras se agachaba un poco hacia el volus escuchándole serena. Se había equivocado en su percepción de las cosas, el no estaba nervioso por la desaparición de el piloto con la mercancía. Si no por sus propios asuntos. Atentamente memorizo cada una de las palabras, cosa sencilla para ella, la verdad no había mucho que no pudiera memorizar. Mientras la hablaba ella mostro indiferencia como si lo que estuvieran hablando no tuviera importancia al menos para ojos de los demás, no era la primera vez que hacia chanchullos en los lugares más oscuros de los barrios bajos. Y con la visión periférica observo al grupo de que el la hablaba.

Si, entiendo a que te refieres, soluciones sencillas a problemas difá­ciles. Di simplemente que no soy fértil si preguntan...Pero bueno, tienes razón: Todo tiene un precio y todo se puede comprar y vender. Hasta una vida.

Cuantas veces había visto esto, gente vendiéndose a sí misma o a terceros por un par de monedas. Atendió a sus palabras y asintió, empezando a evaluar las salidas que había aparte de la principal, como por ejemplo las ventanas que no dudaría en romper si hay problemas para escapar de ahí.

Si esos cabrones se acercan estaremos en un gran lio, otro más para la colección. No te preocupes; esta vez te protejo las espaldas... estaré a una distancia prudencial observando todo. Si veo movimiento sabrás cual es la señal; No te preocupes. Y no lo sientas, he estado en situaciones peores. Estaré cerca.

Se encogió de hombros sonriendo aun cínica, aunque por dentro le consumía la ira de la traición de ese cabrón de Darren, acto seguido saco unas monedas y se las paso de forma disimulada y natural como si acabaran de hacer un cambio de algo y empezó a alejarse lo hizo con terrible naturalidad y volvió hacia la barra, más cerca de la salida sin dirigir una sola mirada hacia el Volus, la transición se había acabado Observando de forma disimulada sin interés después de pedir otra copa hacia donde estaban los Soles Azules los cuales parecían seguir bebiendo mirando el local y cerca de donde estaba Draaku Von.

El volus miró al turiano y le espetó de una forma bastante ruda

- A nadie le gusta la soledad, turiano, pero no estoy dispuesto a hacer amigos a cualquier precio.

Miró a Criso, y velando más por él que por ella, pensó que no le vendría mal tener la compañía de alguien más por si las cosas se torcían. Al fin y al cabo había cometido un error viniendo solo, pero como habrían dicho antiguos conocidos del pequeño volus, son los riesgos que acompañan el oficio los que lo hacen interesante.

Draaku Von no comulgaba con esa filosofía. Uno no vive ni mucho ni bien pensando así. Así que más valía asegurarse de que se encontraba en la mejor posición posible. Calculó la situación: El turiano le daba mala espina. Aparentaba estar tranquilo, se creía en una situación de poder. No en vano, tienen fama de buenos estrategas. Los humanos en cambio, parecían débiles. Una simple escolta de fantoches para intimidar. Draaku pensó que era un movimiento interesante jugar al faroleo e intranquilizar a su inquisitivo compañero de mesa.

- Veo que no te presentas  solo; que has tenido que traer escolta.  Entonces está bien. Acepto que mi.. ejem.. "amiga" venga con nosotros.  De hecho iba a pedirte que al menos uno de mis hombres  viniese conmigo. Al fin y al cabo tú has tenido que traer a tus hombres, ya que veo que no eres capaz ni de atender el recado de llevarme ante tu jefe solo. Hmpf...
... por cierto, es curioso: Solo os habéis fijado en ella. Deberías tener unos subordinados  más atentos. Pero está bien, acepto cordialmente tu invitación... O mejor dicho, la del que te envía. He de entender que tu eres un simple esbirro. No nos han presentado, pero no me interesa tu nombre. ¿Quién dices que es el que quiere verme?

Draaku confió en que el ninguneo al que estaba sometiendo al turanio  le estuviese  molestando lo suficiente para que cometiese algún error, y no se diese cuenta del farol. Es por todos conocido que las razas reptiloides  suelen ser de carácter más bien nervioso. Así que mejor aparentar estar tranquilo. Al fin y al cabo, en todos los planetas  el fuego se combate con agua.

El volus se levantó de la silla, apoyándose sobre sus rodillas en un aparente, visible y denotado esfuerzo por vencer la gravedad, y le hizo un gesto a Criso para que se acercase. Confió en que criso se percatase de la señal: Un volus nunca tendría problemas para vencer una gravedad que ronda los  9.8g/s, dado que están acostumbrados a un entorno vital mucho más opresivo. Es por eso que tienen esa forma redondeada, para vencer la presión gravitatoria de su planeta natal.  Confiaba en la inteligencia de Criso y en que se diese cuenta que algo raro sucedía; y al tiempo ponía sobre la mesa otra carta. El intranquilo Turiano, a estas alturas debería estar más ocupado prestando atención al resto de visitantes del bar, buscando los supuestos aliados de Draaku, más que a los gestos del volus.

Desde la barra la drell contemplaba todo lo que pasaba, el movimiento de la gente, la forma que tenían de moverse, sus ojos negros y inexpresivos por la forma de ellos se mantenían atentos a todo lo que había alrededor, manteniendo eso si una mano cerca del comunicador y otra en la copa. Hasta que vio el movimiento. esos dos humanos y el turiano acercándose a el volus. No concordaba con lo que la había dicho. Serena aparentemente dio un trago a su bebida aun consumida por dentro por el enfado que llevaba por la desaparición y traición de el piloto.

Cuando se la acerco uno de los humanos enarco una ceja y le lanzo una mirada feroz y oscura en una clara amenaza, que posiblemente no entenderia. Lentamente se separo de la barra alisándose el pantalón y recolocandose el cinturón con las herramientas presionándolo el comunicador un poco con el disimulo que le caracteriza a la drel para luego caminar hacia el volus, sin perder de vista a el humano que tenia cerca. Manteniendo la distancia entre ellos.

Ella no habla, no merece la pena ni siquiera abrir la boca, solo asiente hacia Draaku Voon y se coloca a un lado ahora para atender mas a lo que pasa. No le da para nada buena espina lo que esta pasando. Pero una cosa tenia muy clara, tenia que tener paciencia, estaba en una zona conflictiva, su zona, los bajos fondos era un animal rabioso en los cuales si actuabas con debilidad, de forma alocada podía devorarte sin esfuerzo.

Realmente Draaku se alegró de ver a los vorchas llegar. No es que apreciase su compañía, pero eran la carne de cañón que se necesitaba para equilibrar las cosas. Y estos por lo menos no han entrado apuntándole con un arma.

- Caballeros, estoy aquí. - Draaku, con las manos en alto y movimientos suaves hizo una seña a los vorcha. Acto seguido, miró al turiano, y comenzó a hablar.

- Muchacho, estas en mayores problemas de lo que piensas. Permíteme observar que desde que has levantado el arma, estás apuntando a la persona equivocada.  Por lo que acabas de decir, y has sido bastante estúpido para contármelo, hay una orden de busca y captura sobre nosotros. Bien, pues ahora mismo se te plantean tres opciones: Una, dispararme. Y sería una elección realmente estúpida. Habrás perdido a lo único que está evitando que te descerrajen un tiro, y en el eventual caso de que salgas con vida, no solo no vas a cobrar una mierda, sino que además tu cabeza tendrá un precio importante. No sabes quién soy realmente, ¿verdad?... No, no lo sabes... no sabes nada. - Draaku no pudo evitar pensar mientras hablaba en que el influjo de Aria probablemente llegaría hasta este tugurio ¿Podría contar con ella como aliada, o sería tal vez ella la que le estaría buscando? - Pero bueno; deja que te siga explicando: La otra opción, que es la que estás pensando ahora mismo, es herirme para que cierre la boca. Hazlo, y estos vorchas te acribillarán a ti y a tus hombres antes de que podáis cambiar de objetivo. Sabes que solo necesitan una excusa, y que sus reflejos son más rápidos que los de tus humanos. Y tu tercera opción, y creo que es la más sensata, es bajar el arma, permitir que cree un salvoconducto para que podaís salir por donde habéis venido, y evitar un conflicto que yo tampoco necesito. Así pues solo te queda una opción: saca tu puta zarpa del gatillo: si lo aprietas aunque solo sea para disparar al aire, mis hombres y los vorcha sumarán más que tu y tu negada escolta humana con creces. ¿Estás seguro que quieres continuar con esto, estúpido?  

Draaku estaba realmente asustado, a pesar de las apariencias. Por suerte, el traje de protección ambiental le permitía marcarse faroles como esos. La misma sangre fría que utilizaba para los negocios le permitía plantear discursos lógicos como ese en situaciones de negociación sin inmutarse.

- ¡Caballeros! Mantengan la calma - Gritó en voz alta - y relájense. Estoy seguro que esto solo ha sido una confusión - Draaku esperaba que esto pondría aun más nerviosos a los Vorcha. Mientras hablaba y la atención de todos se centraba en sus palabras, se movió de forma distraída con las manos en alto, sin separarse del turiano, pero permitiendo que las miradas de los vorchas no se fijasen en Criso

La Drell tras haber hecho lo del comunicador y haberse acercado un poco hacia el Volus, observo todo a su alrededor con esa rabia contenida que poco se podía ver si no fuera por que estaba tensa como una cuerda de piano. Mirando al pobre infeliz que le acercaban. Ella paro el avance quedándose cerca de la barra, mientras su mente seguía funcionando elaborando alguna idea para tratar de salir de esta.

El Volus estaba acaparando la atención mientras acercaban a ese pobre humano que se parecía tanto a Darren dejando escapar la Drell un gruñido disgustado al ver que la apuntaba con el arma. Ya se había pasado de verde oscuro, como osaba esa panda de cretinos que difícilmente podrían ser considerados una amenaza, humanos, escondiéndose detrás de un maldito humano.

La Drell empezó a caminar hacia el exterior muy lentamente sin separarse de la barra cuando los vorcha entraron observando atónitos lo que pasaba, algo ya había brillado en su mente, una idea, se centro en el cabreo, en recordar el abandono de Darren con el cargamento y enfoco a el chico agradeciendo para si que físicamente se pareciera a el piloto. Por un momento miro a el volus frunciendo el ceño haciéndole una leve inclinación de cabeza para empezar a abroncar al pobre chaval.

- Tu seguro que esto es culpa tuya. ¿es que no puedes estar con la boca cerrada? ¡Tienes la boca mas grande que la Nexus! Cuantas jodidas veces, maldito saco de huesos te he dicho que no te alejes de nosotros, estúpido masca jode chapa. -las manos de la chica fueron rápidas, con la rapidez que siempre la había caracterizado para agarrar las herramientas para su trabajo, sabia que podrían darla un tiro con suerte, puede que dos o tres pero no tenia nada su rabia contenida estaba ahora siendo liberada, mientras la drell agradecia para sus adentros que el pobre chaval estuviera bebido, drogado y afectado por a saber que- - ¡Seguro que esta panda de maricas vienen por tu culpa Darren! ¡yo te mato!

La voz de la Drell parecía cargada de rabia mientras le zarandeaba contra la barra mirando a los ojos de el chico sabiendo que ahora mismo debería estar cagándose en su puta suerte, la drell mientras le zarandea contra la barra, trata de hacerle un gesto hacia detrás de ella, para que no ponga mucha resistencia y preparar así el terreno para lo que viene a continuación. De repente la chica parece que salta sobre el para darle un golpe, puede que dos, placandole a tan corta distancia para tratar de caer con el detrás de la barra, entre un montón de insultos en su idioma natal que pondría sonrojado quizás a un Krogan si estos se pudieran sonrojar. Tratando de llevarse al pobre humano detrás de la barra donde estarían al menos mas resguardados, donde poder escondidos preparar el sabotaje para inutilizar las armas de los enemigos lo antes posible. La calma no existe no en este momento. El caos esta apunto de estallar.

El volus se sabía en una situación incierta. Toda  la retahíla de mafioso, el discursito que le había soltado al turiano, no había servido para gran cosa. Pensó que ese tipo tenía un grave problema con su carácter. Todo lo que le había dicho era verdad, realmente.

El ambiente estaba tan tenso que se podía haber cortado el aire con un cuchillo.  Draaku tenía  que reaccionar rápido.  Tal y como estaban las cosas, o le venía un tiro mortal por delante, o le venían varios por detrás. No es buena idea ponerse en medio cuando la camada sangrienta y los soles azules se cruzan.  Tenía que hacer algo, pero. ¿Qué?. El único arma de que disponía era el guantelete de ingeniero,  que podía hacer un filo de omnigel  de forma instantánea. Pero. ¿De qué le serviría contra un turiano enfundado en una armadura de combate? Si tan solo hubiese llevado algo más liviano, como su traje de protección ambiental...

Entonces lo pensó. ¡Amoniaco! tan necesario para él como irritante y nocivo para los demás.  Aprovechando que tenía las manos en alto, desgarró uno de los conductos de bombeo que llevaba a los laterales de su cuello,  desde los depositos subdermicos hasta el sistema ventilatorio interior, en un movimiento rápido con el filo de la omniherramienta.

Del cable cortado brotó un chorro de amoniaco a alta presión, lo pinzo con sus deditos y lo orientó hacia la cara del turiano. Este, cegado por el gas, apartó las manos del fusil en un reflejo instintivo para protegerse la cara, y Draaku aprovechó la situación, saltando a un lateral  rodando y reptando tan rápido como su rechoncho cuerpo y su aparatoso traje le permitía por el suelo y buscando un sitio desde el que parapetarse.

Había hecho una locura, desde luego. El traje de protección tenía sistemas de seguridad para evitar la pérdida de atmósfera, y el volus tuvo que forzarle al límite, sabiendo exactamente donde cortaba, para que el amoniaco saliese con suficiente presión.  Volcó una mesa y se escondió detras de ella, esperando nervioso a que los vorcha hiciesen su trabajo. Con un poco de suerte, podría salir de allí indemne, con el negocio hecho con los Vorcha... y sacar beneficio también de su trato con el salariano de Illium, Norlehen. Los vorcha lo pasarían mal, pero. ¡que les jodan! No habrían dudado en acribillarle para matar al turiano.

Observó su indicador de presión. El manómetro bailoteaba agitado. Había cortado algo más que el tubo, y el traje estaba perdiendo presión. No era una fuga grave, pero en unas horas su mantenimiento vital dejaría de ser efectivo. Cerró los ojos, y se planteó que le interesaría más, si ver al turiano y a su escolta muertos, y que el problema recayese sobre los vorcha, o que alguno quedase con vida para poder ser interrogado. La información es poder, y saber quien andaba detras de él, o más especificamente,  de la tripulación  sería muy interesante para evitar  trampas como estas. Pero por otra parte necesitaría un poco de tranquilidad para reparar su traje antes de plantearse eso siquiera.

Y el infierno se desato, los disparos sonaron a su alrededor mientras la Drell con una agilidad que asombraría a cualquiera que la hubiera visto saltaba con el hombre que se asemejaba tanto al viejo piloto del equipo caía con ella detrás de la barra. Casi pareció que las balas la pasaban cerca, habiendo ella calculado la trayectoria de estas, para que ninguno fuera herido.

Con una sonrisa triunfal, cayo dentro en buena posición con su espalda detrás de la barra empezando a buscar con la mirada algo que pudiera usar. Algo que pudiera coger para ayudar a su compañero que había dejado atrás.

Tú, coge botellas, cuanto más alto el alcohol mejor, y algún que otro trapo seco. Necesitamos apoyo y distracción si queremos salir vivos.

Dedico esas palabras a su recién bautizado Garren con la serenidad que había tantas veces puesto sus habilidades al servicio del grupo, tratando de que viera, que todo lo que había pasado antes era una forma de ponerse ambos a cubierto. No sabía si tenía o no algún arma, pero necesitaba un apoyo y distracción mientras ella trataba de buscar algo en su cinturón.

Sus dedos toquetearon las múltiples herramientas que llevaba hasta que por fin lo encontró,  ese aparato manual que tenía los sensores de análisis, el micro sistema informático y el minimódulo de fabricación que solía usar para arreglar los desperfectos de la nave. Su Omniherramienta. Empezando a trastear con ella, cargando la energía en ella, disponiendo esta para lanzar una operación de sabotaje hacia los enemigos que estaban tratando de dañar el Volus.

El volus se encontraba excitado, nervioso. Si bien ya resultaba odioso cuando una negociación se torcía, desbaratándose con ella todos los planes posteriores que había pensado para sus adentros, era aun peor cuando esta acababa en un enfrentamiento y corría la sangre de por medio.

Draaku no era un guerrero. Tenía sangre fría, si, y aparentaba tranquilidad; pero realmente estaba hecho un manojo de nervios por dentro. El siseo del traje perdiendo atmósfera apenas le dejaba pensar.
Observó en derredor desde su parapeto, buscando un arma. No se planteo si debía o no armarse. Tal vez no sería la mejor opción,pero... No podía pensar. Cada pulso y cada bala retumbaban en su cabeza como si de un martillo se tratase. Los últimos momentos habían pasado demasiado rápido y aún estaba acomodándose a la situación.

Vio al turanio, abatido, detrás de él. ¿estaría vivo o muerto? Observó el rifle que portaba. Y parecía que los disparos ya no iban en esa dirección. ¿Debería salir a buscar el rifle y contribuir a eliminar a los soles azules? Joder, claro que debería. Pero estaba demasiado tenso y asustado. No se atrevía a salir. El miedo y el instinto de la autopreservación le estaba paralizando las piernas.

Permaneció escondido, observando. En un primer momento Criso había estropeado todo el teatrillo que había montado con el turiano, pero, pensándolo mejor, había actuado con agilidad felina. Parecía estar desenvolviéndose sorprendentemente bien. Se refugió más de las balas y la observó: Si ella y su nuevo amigo - ¿Cómo lo había llamado? ¿Sarren? - eran capaces de ajustar las tornas de esta balanza, ya le tocaría a él crear un salvoconducto con esos asquerosos vorcha. De momento no era una situación para crear un héroe volus. Los héroes intrépidos normalmente acaban muertos y con una mención de honor. Mejor dejar que vayan estos por delante.

Con esa mirada oscura como la noche miro hacia el humano que la acompañaba detrás de la barra mientras el sonido de los disparos les rodeaba. No estando segura de lo que pasaba mas aya de ese lugar donde habían encontrado resguardo de los disparos. Con rapidez miro y pensó rápido como era característico en ella. Manteniendo el control de la omniherramienta sobre el droide que acaba de ser desplegado cogio y rasgo un poco de la ropa que tenia puesta y se la paso a Garren.

Usa esto.. préndelo y lánzalo tratando de buscar una cobertura para el Volus

Con voz firme hablo mientras ordenaba a el pequeño droide que avanzara para hacer de cobertura y actuar contra los enemigos que estuvieran cerca del Volus. Ella desde ahí estaba protegida pero su compañero no tenia la misma suerte. O eso pensaba ella. Continuando preparando el sistema de sabotaje para las armas enemigas. Que bien la sentaba trabajar bajo presión, es cuando de verdad sentía la adrenalina recorrer su cuerpo y la hacia mas eficiente. Ahora no había miedo, ni odio, el frenesí de la contienda lo llenaba todo. Siguió largos segundos en programar el sabotaje y por fin, entre los sonidos de los disparos acciono el dispositivo para anular las armas de los enemigos.

Draaku se irguió de su parapeto con las manos en alto y postura inocente. Dirigiendose al vorcha que había hablado instantes antes

- Por supuesto, querido amigo. ¿Cómo podría echarme atrás después de que me hayas salvado el cuello?

Mientras decía esto con la boca pequeña, observó como los vorcha, de forma sistemática, ejecutaban con un disparo en la frente los inertes cuerpos de los soles azules. No es que le diesen ningún tipo de pena, de hecho lo comprendía; pero ese gesto le estaba negando cualquier tipo de posibilidad de interrogarles ahora que ya había pasado el peligro.

Se dirigió a la mesa y recogió su maletín. Una leve apertura le sirvió para comprobar que todo estaba en orden. La pantalla interior funcionaba y las luces le indicaban que el enlace estaba operativo. Levantó una mesa y situó el maletín encima, delante del vorcha.

- Bueno, tal y como acordamos, aquí está la guía del cargamento de Carniflex modificados de Illium. Mi contacto me ha garantizado que están plenamente operativos y liberados para su uso. La guía os servirá de baliza para llegar hasta el cargamento, y… - dando la vuelta al maletín, que mostraba un teclado numérico y un recuadro con un símbolo de una mano - en cuanto hagáis la transferencia, os llegará a vuestra terminal los códigos de apertura de la nave.

Mientras dejaba que los vorcha se lo pensasen, se dirigió hacia el cuerpo del turiano y se agachó frente a él.

- Por cierto; ¿No creéis que sería buena idea quitarles las identificaciones a estos fiambres? No es buena idea ponérselo tan fácil a Sec-C - Dijo, al tiempo que comenzaba a registrar los bolsillos de la armadura quitinosa del turiano. Con un poco de suerte podría encontrar la identificación y averiguar quién diablos estaba detrás de la tripulación de la Valquirie. Siempre que la encontrase a tiempo y fuese capaz de quedarse con ella sin que los vorcha se percatasen, claro.

El fuego había cesado, o eso creyó momentos antes de que se escuchara el cristal se rompiera. Giro la cabeza hacia el humano que tenía a su lado sorprendida. Escuchando las pobres palabras del hombre mientras les arrojaban sobre ellos esa lluvia de plomo. ¡Gracias que estaban a cubierto!

-Hay favores que merecen más de una copa. ¿Tampoco valoras tu cuello?

Intento sonar brusca, borde, como siempre que trataba con humanos, pero no pudo más que sonreír con cierta diversión a el humano que tenía sentado contra la barra cubiertos. No podía evitarlo, la adrenalina del tiroteo, de esa situación la había puesto algo nerviosa.

-No te levantes aun, pueden acribillarte por error. Esperemos un poco. ¿Entendido? ¿Tienes nombre?

Ella no se movió pero si se mantuvo escuchando lo que pasaba. Hasta que el pequeño volus no la indicara que se levantara no se levantaría de allí. Pero eso sí, pegaría el oído todo lo que pudiera. Al escuchar lo que decía este, sonrió. Pero se mantuvo quietecita detrás cogiendo el brazo del humano para que no se moviera. Mas el vorcha podría volver a soltar otra ráfaga hacia ellos.

Draaku comenzó a mirar hacia los lados, observando la destrucción que había provocado esa rápida trifulca en el local, inconscientemente, calculando los costes de la reyerta. Era algo instintivo, producto de su mente de contable. Las vidas que se habían arrebatado, sin embargo, le daban igual. No era gente que conociese, ni tampoco que apreciase.

tras quedarse sumido en sus pensamientos un instante, se giró y miró a la barra.

- ¡Criso! Observa los cuerpos de estos tios y larguemonos de aquí. Quiero que guardes una imágen mental de estos lagartos y estos humanos... y rápido. Como aparezca Sec -C o los hombres de Aria nos van a hacer responsabes, y yo no tengo mucho tiempo que perder.

Miró al humano que estaba con ella detras de la barra. Sorprendentemente parecido a Darren... Como un Darren teñido y con la nariz y los mofletes rojos, con aspecto de tener más alegría y más vicios. Curioso, pues no tenía constancia de que Darren tuviese familiares. Seguramente si indagase en el pasado de Darren encontraría un trapo sucio en su familia. ¿Un bastardo tal vez?... Lo anotó mentalmente, pues nunca se sabe cuando puede hacer falta extorsi... informar a alguien.

Repasó mentalmente si tenía algo más que hacer ahí. De los vorcha no tenía que preocuparse. Si todo lo acordado con Norheleim iba bien, simplemente acabaría un poco más rico y con menos preocupaciones. Pero estos cadaveres... Tendría que haber alguna explicación.

Un tick nervioso empezó a pronunciarse en la ceja de la Drell, los nervios, el olor a alcohol, aun el sonido de las armas zumbando en la escena la desconcertó. Una risa nerviosa salio de sus labios al ver como el humano de cara adorable de mejillas como un gnomo de jardín fruto del alcohol, se desparramaba por el suelo por la risa.

-Un Placer, yo soy Criso y tu arriba o estas jodido

Trato de sonar dura, firme pero es que veía a el pobre humano, retozándose en el suelo de ese mugriento bar, y le salia la risa. No no podía reírse, esto era una situación seria, o al menos es lo que se decía asta que la voz del volus resonó. Eso era la señal. Estiro un brazo y cogió la mano de humano tirando de el para levantarle y que la acompañara observando los cuerpos con detenimiento. Acercándose a las armas de los caídos y cogiendo la del Turiano. En estas zonas casi nadie registraba las armas, pero quizás con ella podría saber algo mas de los atacantes.

Observo los ojos abiertos de los muertos, los cuerpos tirados en el suelo de los humanos, todo con detenimiento. Se la revolvían un poco las tripas, dos años en esa tripulación y aun no se acostumbrada a este tipo de situaciones. Apelo a su entereza contemplando todo mirando cuando estuvo lista a el Volus.

-Lo tengo todo, tenemos que irnos rápido como has dicho. Creo que estoy escuchando por aquí que nos llaman, Drakuu Von luego quiero hablar contigo a Solas.

Observo a el pequeño Volus y se preocupo al ver como tenia esa fuga se acerco a el volus y le sugeto por el brazo ahora mostrando preocupación.

-Thomas, reponte y ayúdame tenemos que volver a casa. Drakuu Von pronto estarás bien.

Sonrió para dar confianza un poco a su compañero, cogiéndole para que se apoyara un poco en ella si quisiera. manteniendo el arma del Turiano con ella. Ahora mas preocupada de su.. su.. de ese pequeño cabrón, de dedos rechonchos y voz que la ponía histérica que consideraba su amigo, aunque no se loo dijera nunca.