En caída libre [11/03/2180] (Omega)

Sus pasos no dudaron mientras mientras se alejaba de tres años de travesía, tres años de su vida quedan a sus espaldas. Amigos, compañeros que tenía que dejar, fruto de una decisión quizás no la buena, pero la que le dictaba su conciencia, fruto también por todo lo ocurrido. Se alejó con el dolor sangrante clavado en su corazón, si es que podría tenerlo. Su mente parecía caer empicado sumiéndose en los problemas que tenían al rededor, las palabras del capitán resonaban en sus oídos, una caída sin final hacia un futuro incierto donde seguro que la muerte la alcanzaría si no actuaba con rapidez. Aun sus manos temblaban mientras caminaba rápidamente cogiendo el brazo de Thomas, para que caminara mejor a su lado.

No dudo en taparse un poco alzando las ropas que tenía para que sus rasgos reconocibles no se pudieran ver, ayudada en parte por algo de grasa de motor que siempre manchaba las herramientas de su cinturón. Manchando en una caricia un poco la cara del chico para que pasara desapercibido. Mientras volvía hacia los suburbios, para ella no sería difícil encontrar algún lugar decente donde poder estar, volvía a sentirse segura en una madriguera de víctima de la delincuencia.

Ahora sentada en una cama observaba a Thomas con sus ojos negros, había dejado su chaqueta a un lado y por primera vez llevaba la pistola que había quitado al Turiano prendida en su cinturón, el cual estaba junto con sus cosas al lado de la Drell . La habitación no era grande, tenía lo justo y necesario, dos camas, y un baño no necesitaba más. La ventana de sucio cristal dejaba ver parte del ambiente opresor de del lugar, pero a ella no la asustaba. Presa de la rabia, del dolor que arraigaba en su pecho se levantó de la cama muy lentamente se acercó a Thomas aun viéndole demasiado afectado.

Con suavidad que la caracterizaba, que tantas veces había arremetido contra la sala de máquinas de la valquiria se acercó a Thomas y le cogió del brazo y tiro de él empezando a tirar hacia el baño.

- Tenemos que bajarte esa borrachera pronto, estamos jodidos. Lo siento tanto, por que toda esta mierda te salpique. Necesitas estar sereno, te necesito, yo te ayudare a estar sereno Thomas. Te necesito sereno y despierto.

La voz de la drell aun tratando de tener la calma que siempre le había caracterizado y había perdido hoy, tembló. Le Quito la chaqueta que lleva y la dejo caer al suelo empujándole directamente hacia dentro de la ducha sujetándole para que no se cayera y una vez que estuvo dentro, abrió el grifo, dejando que el agua fría le relaje. Posiblemente en su estado podría pensarse otra cosa, no lo culparía pero ahora sujetándole y el agua cayendo también sobre ella.

Recordó sus acciones, los gestos de su amigo, la voz del Volus diciendo que estarían en contacto, recordó que no había podido víctima de su propio orgullo despedirse de el equipo que durante tres años habían compartido en la nave más de una vivencia. Tres años que la golpearon ahora en recuerdo, empezando a temblar tratando inútilmente de no llorar de frustración, demasiadas emociones, traición, adrenalina por un ataque, confrontación, y ahora esto, un exilio casi elegido por tratar de que alguien al cual le debía un favor no tuviera su mismo destino.

¡Maldita empatía!

Sus manos aun le cogían con la firmeza que le había faltado en la voz aplastándole contra la pared, dando igual que el agua la mojara, cayera contra su rostro así disimulando parte de lo que la recorría y ahora no podía parar. Le mantuvo mientras dejaba que la mágica agua trajera de vuelta la conciencia del chico que tanto le recordaba a alguien que les había traicionado.

-¿Que hago? ¿Es que no lo ves? ¡Bajarte la borrachera te necesito sereno!  ¡¡Joder!!

Los ojos oscuros de la Drel se clavaron en los de Thomas, viendo como casi no podía mirarla con el pelo tapándole parte del rostro, húmedo por el agua que caía. Con una mano apoyada en el pecho del chaval. Estiro la otra para apagar el agua de la ducha y después retirarle el pelo de la cara.

-Sé que no me conoces. Nos hemos conocido hoy, en circunstancias poco propicias para ti. Y por desgracia ahora para mí. Así que me importa una mierda donde quieras ir, hasta que no te advierta de lo que pasa, no te vas a largar. Me estoy jugando el cuello por estar aquí y encima por tratar de salvarte el culo.

La voz de la mujer sonaba algo quebrada, pero trato de usar su rabia ante esas palabras para buscar algo de firmeza, pero esa mirada, esa mirada, esa cara, ¡joder! estaba en serios problemas, pocas diferencias tenía ese chico del piloto que decía tanto odiar, pero en el fondo, aunque nadie se diera cuenta apreciaba, como a la mayoría de la tripulación. Lentamente retiro la mano tras colocarle el pelo y le tendió una de las toallas que había en el baño. Dando un paso atrás dejándole espacio pero quedándose cerca por si se caía.  No se fiaba de su estado.

-Me llamo Criso, tu eres Thomas o eso me dijiste hace un rato. Nos conocimos en el fuego de Al’Nar, dos humanos armados nos apuntaron y trataron de llevarnos, mientras un tercero, un turiano se encargaba de mi amigo. A ti te confundieron con un amigo y por eso entraste en su línea de fuego, pero gracias una distracción, conseguí arrastrarte detrás de la barra para que no te alcanzaran las balas.

Dio otro paso atrás y se llevó una mano a los ojos, a el rostro para que no viera su expresión, la maldición que la tocaba, su memoria volvía a refrescarle esos recuerdos, nítidos, perfectos. No tardo en volver en si mientras apoyaba su espalda en la pared. Lentamente levanto la mirada para observar a ese humano expectante, viendo a ver que va a hacer. Cogiendo otra toalla para secarse los brazos, con cuidado mientras le observa. Si quisiera matarle o hacerle daño. No estaría ahora hablándole serena, bueno serena, si a eso podría llamársele asi.

-No te acuerdas, de nada, ¿verdad?

Las palabras de él la hicieron reaccionar, su mirada oscura como dos pozos sumidos en sombras se alzaron observándole  negando con la cabeza. Cuanto tiempo hacía de que había escuchado esas mismas en boca de otra persona. Lentamente le sigio, no le mostró ningún pudor al ver como se quitaba la ropa, dándole igual mientras tanto ella iba secándose con la toalla.

- Yo hace unos años era como tu. Un pájaro descarriado, estrellado contra el suelo, puteado, después de que me jodieran la vida sin venir a cuento. No quiero ni tu pasta, ni tu mercancía, mis intereses son muchos mas simples. Es que sigas respirando, o al menos que sepas que es la mierda que por desgracia se te va a venir encima.

Quien juega con la muerte acaba muerto…

Esas palabras resonaron en su recuerdo, el sabor de su propia sangre llego a su mente, en un viejo recuerdo que siempre llevaba consigo. El recuerdo del estruendo ensordecedor de como el infierno se desataba a su espalda y como el dolor de sus acciones traía el fin de todo su mundo. Para ella todo era tan real, en el recuerdo, perfecto, nítido. El mundo desmoronándose a su alrededor, nunca podría aunque lo deseara con todas sus fuerzas olvidar esa imagen.

- Pero te equivocas, no me debes nada, ni la vida, ni un favor, lo que he hecho es porque he querido libremente. Por qué no quiero nada de eso.  Es fácil decir que me ahorrara el hecho de haberte sacado de la trifulca, pero he visto morir a demasiada gente a mi lado como para quedarme indiferente cuando a alguien le salpica mierda que no es la suya.

Camino hasta la silla donde estaban sus cosas y se sentó, observando como el caminaba hacia el mueble bar observando a ver que iba a coger cogiendo su comunicador y colocándoselo en el pantalón por si acaso recibía alguna comunicación.

-Te has metido en esto Thomas, claramente por tu cara bonita, esa cara que se parece tanto a un amigo, Darren, que está desaparecido, y con el cual todo el mundo ahora te confunde. Esa cara que ha hecho que unos Soles Azules, en teoria aunque dudo esto ultimo, nos estén buscando, a ti, a mí, y a mi vieja tripulación. Soy una idiota por haber apostado por ti, lo sé. Pero no podía dejarte en la estacada solo, a merced de quienes buscan a alguien con tu misma puta cara, alguien que aunque se sorprendan algunos, me importaba lo suficiente como para salir a buscarle.

Esas palabras quizás nunca antes las habría pronunciado, pero ahora estaba siendo superada por las emociones que llevaba arrastrando. Se llevo  de nuevo la toalla a la cara y se seco el rostro, ahogando la sensación de angustia que la consumía por dentro. Estaba sola, en un futuro incierto. Y la caída continúa.

Para algunos el hecho de la amistad, estaba más allá de la palabra, pero era duro cuando se ponía entre el deber y la moral, entre los pecados, la culpa. Aunque no se la daba bien demostrarlo, aunque siempre acabara cargándola cuando trataba de obrar bien, aunque su mundo se volviera cenizas deshaciéndose mientras ella aun seguía respirando, quería a sus amigos. Aunque no se lo demostrara, no era de esas, la perdía esa enorme bocaza.

Y ahora, derrotada por su propia bendición, su memoria, perfecta y brillante, sin macula; derrotada por el recuerdo de sus pecados, por el camino que se había obligado a tomar, observaba a el humano que tenía ante sí. Su parecido realmente era asombroso.

- Espero que siga siéndolo, nos jodió, como han jodido hace un rato esos Vorcha al Turiano que quería llevársenos. Pero lo que es cierto que Darren está en problemas seguro. Él no nos la habría clavado por la espalda. Una larga historia.

Las palabras del hombre que tenía delante, posiblemente algo más mayor que ella aunque no estaba segura, estas cosas la desconcertaba siempre de los humanos. Negando con la cabeza.

- Si, era mi capitán, entonces de algo te acuerdas. No fue muy agradable lo que paso, ni para ti ni para mi. Pero nada podemos hacer ya ¿verdad?

Una sonrisa sin humor afloro en su rostro mientras se levantaba, asintiendo a el gesto que hacía con la botella sacando una pequeña petaca de su cinturón de herramientas antes de volver a sentarse, alzando la petaca hacia el dando un trago.

- ¿Es que quieres acaso ayudarme? ¿Ayudar a buscar y saber por qué nos buscan? ¿Qué quieren de nosotros? ¿Buscar a uno de los míos quizás antes que mis propios compañeros para saber un por qué? No podría pedírtelo, no me atrevería.

El sabor fuerte del licor que ella misma había destilado la entro reconfortando, casi una vaharada de vaho salió de sus labios antes de tapar la petaca, observándole. ¡Era fuerte el cabrón!

- No tienes que darme las gracias, aunque, te agradezco el gesto. La vida en Omega es jodida eso lo entiendo, pero no la tengo miedo. Crecí en calles como estas, he vivido en sitios jodidos toda mi vida y seguro que no es más que en otros sitios, te asombrarías de lo jodida que es en Khaje debajo de su superficie.

- No estoy perdida, estoy jodida si pero no perdida, sé que tengo que hacer. Tú al menos ahora estas sobre aviso, eso era lo que quería y si quieres mi ayuda puedes tenerla, al fin y al cabo, me siento algo responsable de esto. Sabes que te confundirán con alguien que no conoces, alguien que yo busco y también sabes cómo sacan algunos hijos de mala madre información aunque no la tengas.

Miro la petaca que hace unas horas había llenado con parte de la última remesa que había conseguido destilar temblándole la mano sonriendo casi a punto de echarse a llorar de la rabia y la frustración, de la sensación que tenía dentro que la hacía acercarse más y más al final de la caída, su caída.

Le lanzo con cuidado la petaca, para que si quiere degustara ese licor casero que ella misma había destilado, tenía un ligero regusto a aceite de motor, pero era fuerte y aclaraba las ideas. Lentamente extendió el brazo empezándose a formar la interfaz de la omniherramienta, buscando algo.

No tardo en empezar a proyectar una imagen casi idéntica a Thomas, sus rasgos tan parecidos, tan exactos, aunque había unas ligeras diferencias cualquiera le abría confundido.  Solo se le veía de torso para arriba, veía que tenía puesto un traje de piloto, ahora la imagen de Darren brillaba entre los dos, dando vueltas sobre si mismo para que viera las similitudes.

- No te voy a negar que si, el tuyo fue estar en el momento menos preciso en el lugar equivocado. Aunque mirándolo bien, ahora al menos estas sobreaviso. No querrán nada de ti, pero de el si.

Observo las reacciones del humano con serenidad, mientras mantenía la omniherramienta entre ellos, levantándose para caminar hacia él, dejándole ver más de cerca lo que le mostraba.

- El no era peligroso, era mi amigo, pero sabes que a veces haces tratos con las personas menos adecuadas. No sé en qué se metió, ni que ha pasado, solo sé que ha desaparecido, nos ha traicionado y ahora nos buscan a todos. Incluido a él, tanto para tener que enviar Soles azules a un bar de la manada sangrienta.

-Mi plan es sencillo por ahora, buscar información, buscar quien nos busca, y poner tierra entre nosotros y si es necesario, poner un fin a esto. Que hacer esa es la cuestión, la información es poder.  Yo no conozco omega, pero si se cómo funciona el submundo, la compra y venta de mercancía de dudosa procedencia. Quizás si preguntamos por ahí, oh buscamos información sobre la pistola que le quite al turiano sepamos algo. Por lo que se, de lo que dijo Winters nos buscan entre otros Garra negra. Y no tengo ni puta idea de por qué.

Espero a que el bebiera si lo deseaba de su petaca para ella después darle un largo trago. Más de una vez había tenido que recurrir al alcohol para mitigar así sus recuerdos y pensamientos más funestos.

- Yo también aprecio mi vida, mucho, y las vidas de quien me rodean, como hasta ahora he demostrado, por eso mismo estoy aquí. Pero oye encanto -Le miro de arriba abajo y luchando con todas sus fuerzas por alejar el espíritu derrotista que la asolaba le sonrió levemente tratando de al menos buscar una sonrisa suya o darle algo de seguridad -  acepto sugerencias puede que a ti se te haya ocurrido algo mejor que mi último plan de salir de aquí por patas en la primera nave que salga de Omega.  Al fin y al cabo solo soy un mecánico, y tu al menos conoces este terreno, estoy algo oxidada en estas cosas, pero con experiencia escapando de situaciones como esta.

Las palabras del sonaron en la mente de la mujer. Cansada después de una tarde movida, de un día de trabajo, asintió. “Todos cometemos errores” No sabe hasta qué punto eso era verdad, sus ojos permanecían serenos, con ese deje de tristeza que pocos podrían leer en el rostro de la drell. Discrepaba con él, todo el mundo puede escapar; solo hay una cosa de la cual no podemos huir, siempre pensaba, y era la propia muerte.

Observo con serenidad ahora más tranquila a su acompañante, era tan clavado a el que se estremeció. Ese rostro, esa mirada, casi nada discrepaba del amigo que los había traicionado, y por el cual aún estaba preocupada, en busca de la eterna pregunta ¿Por qué? Con agilidad cogió la petaca y se la guardo en como siempre mientras buscaba las palabras adecuadas para referirse a Thomas.

- Sea lo que sea, descansa un poco antes, deja secar la ropa. Tienes que estar con un malestar horrible y necesitas descansar. La habitación ya está pagada y hay dos camas. Aprovéchalo. Si vas a buscar a esos tipos, ten cuidado, cualquiera vendería a su abuela por un par de turbinas Kirt de primera mano, no te arriesgues demasiado. Aunque si te puedo decir que al menos guardare las espaldas.

Observo el gesto melancólico del humano, y se tensó un poco, empezando a retroceder para mantenerse al lado de la ventana y así observar la calle un poco. Vigilante. No fiándose de su alrededor pero pensativa, esa mirada, esa negación a perder lo poco que tenía, le recordaron a ella, salvo que ella decidió huir antes de que se incinerara todo de nuevo con el toque de su mano.

- No seré yo quien te diga, quien te pida que abandones todo por un desconocido, ayudare en lo que pueda para que así no sea. Perderlo todo cuando no tienes otra opción no es… agradable. Tranquilo, cuando terminemos esto, nos perderemos cada uno en su camino. Gracias por no abandonarme Thomas.

Con lentitud apoyo una de sus manos en la ventana y continúo observando, relajando su cuerpo que se había caldeado con el alcohol siendo su único consuelo en verdad. Desactivo el proyector, dejando en el olvido esa reproducción del piloto al cual ella siempre había considerado desde un punto casi cómplice su némesis, sin saber que como la luz del holograma la vida de Darren estaba extinta.

- Yo, siempre estoy preparada. Para bien o para mal.

Cerró los ojos velando su visión de la calle, respirando poco a poco, relajándose tratando de calmarse. Ya estaba bien de pataletas, ya está bien de ese comportamiento tan emocional. No podía permitirse ahora ceder, tenía que dejar de caer, si quería vivir, si quería seguir respirando tenía que pensar fríamente ya no solo por ella. No solo la buscaban a ella si no a toda la tripulación del Valkyrie, la veda había empezado.