La familia crece [25/09/2178] Valkyrie, Illium

El volus entro calmadamente a la habitación y dirigió una señal, un leve saludo hacia el capitán Jason Winters y comenzó a hablar.

- Mis respetos, Winters... - El volus hizo un esfuerzo para que el ruido de su respiración no entorpeciera su discurso - He estado pensando en nuestra última conversación y... me gustaría explicarte algo.

Miró a los demás, pero se centró en Winters. Sabía que era él quien tendría que decidir cuando él dejase de hablar, así que ignoró por el momento al resto.

- Verás. He estado pensando.  He tenido tiempo para pensar... Una vez me preguntaste que de donde había salido, y te respondí, casi sin pensarlo y de forma automática:  De Iruné.

Dejó de mirar al capitan:  El rostro del volus no se fijaba en ninguna parte. Como si estaría pensando en ensoñaciones; si no fuese por la máscara que cubría su rostro, se podría decir que estaba con los ojos cerrados.

- Hace muchos años, antes de que tu nacieses;  incluso antes de que tus padres, o los padres de tus padres naciesen, Winters, yo ya había abandonado  Iruné.  Era un recuerdo reciente. Cerrando los ojos podía evocar  su imagen, su olor, su tacto en tan solo unos segundos. Recordar el hogar.

Se giró, y empezó a deambular por la estancia, sin prestar atención, moviendo las manos a la par que hablaba.
- Pasó el tiempo, y ese recuerdo se fue haciendo difuso. Con los años, necesitaba más tiempo para recordar cómo era Iruné.  Seguía siendo  mi origen, pero tardaba más en recordar que era lo que ese pedazo de tierra significaba para mí. Esos pocos segundos, dos, o tres, se convirtieron paulatinamente en diez, en treinta... en minutos, y el tiempo fue alargándose, como las sombras en el crepúsculo. Puede entonces que mis recuerdos, mi memoria, fuesen diluyendose en mi lóngeva existencia...

La voz del volus se fue haciendo poco a poco menos audible, hasta que centró su atención en Winters, de nuevo.

- ... y tras nuestra última conversación me he dado cuenta que sí, que puede que tenga un origen. Un origen muy lejano en el tiempo, insignificante hoy en día... pero hace ya mucho que no tengo un sitio al que llamar hogar.

Sé que me has visto  últimamente por Illium y alrededores, y sabes que siempre estoy localizable para ti, pero no te engañes, Winters. Hay gente que me cae mal, y gente que  igualmente me detesta.  Por otra parte también hay gente que me cae estupendamente. Y ahora mismo me siento capaz de ofrecerte un trato; un trato que nos interesa a los dos. Un trato que creo que no debes ni vas a querer rechazar.  Y veo, ya que me has concedido audiencia, que al menos la curiosidad permitirá que me escuches otra vez más.

El volus dejó de hablar de forma calmada, mientras hizo un gesto con la mano extendida al capitán por si quería decir algo antes de continuar, o tener esa conversación en privado. El volus  era un excelente negociador, y sabía guardar las formas.

- ¿Y para qué te tengo en la nave, si se puede saber? Para guardar secretos no, desde luego. - Le respondió a Red. El capitán estaba sentado, con un brazo apoyado en la mesa y el resto del cuerpo encarando a los demás, en una pose cómoda y distendida. Estaba disfrutando del descanso de un trabajo bien hecho y una mejor recompensa, pocas cosas había mejores que aquella.

Cuando vio a Iser llegar con el pequeño volus, no contuvo su gesto de sorpresa y le agradeció con un gesto de cabeza al drell por haberse encargado de aquello. Se incorporó un poco en su asiento, sin dejar de apoyar el codo en la mesa y llevándose la mano a la barbilla.

- Vaya, vaya. Mira quién se ha dejado caer por la Valkyrie. - Le devolvió el saludo con la cabeza al volus, al tiempo que mantenía en su rostro una media sonrisa. - Explícate entonces, y toma asiento si quieres.

Aquel pequeño canalla era uno de los tipos con los que solía mantener contactos cuando atracaba en Illium. Sabía de todo un poco, de trabajos aquí y allá, pero intentaba evitarlo siempre que era posible porque era un verdadero imán para los problemas. No sabía si se debía a problemas con el juego, apuestas, o si simplemente se dedicaba a estafar a todo el que pasaba demasiado tiempo con él. Era su utilidad la que le permitía al capitán considerarlo un "amigo" en aquel sitio, o como se llame a la clase de amigo de la que no te fías ni un pelo.

En el momento en el que Draaku comenzó su discurso, apoyó la cabeza en su mano y, dirigiendo su mirada al resto de los presentes, puso los ojos ligeramente en blanco. Ese era otro de sus "dones", la palabrería. Cuando quería venderte algo se dedicaba a embellecerlo a base de palabras y más palabras que en realidad no llevaban a ninguna parte. Llegó un momento en el que dejó de prestarle atención, pero cuando el volus volvió a girarse hacia él, fingió de nuevo interés en lo que decía.

Al terminar de hablar, escuchandose sobre todo su forzada respiración, el capitán se quedó en silencio durante unos segundos que parecieron horas.

- Al grano, y en resumidas cuentas. Quieres una cabina y tienes algo que ofrecerme para ganartela. La verdad, suelo tener bacantes abiertas en la tripulación pero no termino de encontrar alguna... - Frunció el ceño, como forzándose a sí mismo a pensar la palabra apropiada. - ...labor, que pudieras llevar a cabo en ella. No necesito llevar a mis contactos encima, me basta con que estén ahí cuando llego con mi nave. De hecho, lo prefiero.

No sabía si aquel rufián estaba escapando de algo o alguien, y simplemente quería desaparecer por algún tiempo. Pero antes de aceptar el que viajase con ellos tendría que responder a una serie de preguntas. Dependiendo de las respuestas, obtendría su venia o no.

- ¿Qué es eso entonces que tienes que ofrecerme? Y habla sin rodeos. - Señaló al resto de los presentes, que no eran todos los tripulantes pero si un buen número de ellos. - No seré yo el único que estará interesado en escucharlo.

- Por favor, Winters, no trates de simplificarlo todo. No es simplemente la necesidad de un transporte, o de cobijo. Sabes que tengo contactos  y dinero suficiente para disponer de varios apartamentos, si quisiese... ja, ja, ja... - La risa del volus se contuvo falsa. Podía disponer de bienes, si, pero era bastante huraño. Tanto que prefería una vida espartana y con dinero antes que una vida cargada de lujos, y deudas. -

Vengo a pedirte algo más. Algo que sé que puedes otorgarme. Vengo a pedir que tu guardes silencio por mí, a cambio de que yo no lo guarde para tí. Me gustaría... vivir de una forma un poco más libre.  Sin tantas ataduras a un sitio.  Darme cuenta de que no tengo hogar me hace ver las cosas desde otro prisma, Winters. Desde una perspectiva más... Amplia.  

Dejó de hablar. Su aparato fonador emitió un sonido similar al de un chasqueo de lengua mientras  se sentaba cercano a Winters y observaba a los que estaban con él.

- ¿Qué te ofrezco?  Te ofrezco lo que todo el mundo busca, Winters. Te ofrezco dinero. Pero no pienses que te voy a pagar. Si fuese algo tan simple no te habría elegido a ti. Te ofrezco... la posibilidad de ganar dinero, conmigo.

Estudió el rostro del capitán, que parecía aburrido de escucharle. Así que la palabrería no funciona.. Debería recurrir a la lógica aplastante.

- Por supuesto que puedes hacer eso. Dejarme aquí, e intentar buscarme cuando vengas a Illium  a ver qué opciones tengo para ti...  Quedarte con las sobras. Y tener que depender de un golpe de suerte para poder encontrar algo aprovechable en una nave abandonada. Seguro que tu gente no estará de acuerdo en eso, Winters: Yo te ofrezco no depender de la fortuna, y ser el ejecutor de nuestros propios planes. Estar en la brecha.
A cambio de mi estancia aquí, y de un poco de protección, claro, - Agitó las manos, como restando importancia - nada que tus hombres no estén haciendo ya por cualquiera de los suyos. A cambió de esa nimiedad, te ofrezco información privilegiada. Sabes que siempre has sido uno de mis predilectos, y.. ya sabes que te debo algún favor y yo, odio las deudas.  Creo que es una compensación con creces.  

El volus miró a Red casi con ternura, inclinando la cabeza, y prosigió:

- Por supuesto que a veces la suerte funciona. pero. ¿Cuánto tiempo funcionará? ¿Cuándo le darán un soplo a la pelirroja, y será una trampa para saquear vuestra preciosa nave?  Yo tengo contactos  y experiencia suficientes para que esas cosas no sucedan. No en vano llevo mucho tiempo en estas empresas, Winters. Piensalo. - El volus se contuvo mucho para evitar que esa última frase sonase como una amenaza. Winters sabía que Draaku podía orquestar algo así, pues tenía los contactos necesarios para ello, pero el volus estaba siendo sincero en su aviso. Ya se había oido de casos similares en ese sector -

Una de las puertas que daba a la unión entre las cabinas de los tripulantes y el comedor en el que se encontraban se abrió repentinamente, dando acceso a una criatura pequeña y peluda que aprovechando la confusión del momento, salió por la puerta contigua a la misma velocidad con la que había entrado. Varios pasos apresurados se escucharon por el mismo pasillo antes de que apareciera Shadi.

- ¡¡Tikkaykan vas Qwib-Qwib, vuelve aquí ahora mismo!! - Entró corriendo a la sala, atropellando a Red por el camino y deteniéndose en seco en su búsqueda del pyjak. En cuanto vio a Jason, se acercó a él y colocó en la mesa lo que sostenía en una de sus manos. - ¡Mira lo que me ha dejado esta vez! - Abrió la bolsa y varios bichos muertos dejaron escapar un olor nauseabundo. Uno de ellos incluso movía una de las patas en un acto reflejo. - ¡Lo quiero fuera de la nave! -

Algo no cuadraba en aquella situación, por lo que contempló conscientemente su alrededor por primera vez desde que entró en el comedor, advirtiendo un Volus que desconocía y al que parecía haber interrumpido en una especie de reunión. Pese a que debería de sentir una cierta camaradería por los miembros de una especie que obligatoriamente tenían que vestir un traje que los mantuviera vivos, le era imposible evitar que les resultaran extrañamente graciosos.

- ¿Y este quién es? - Señaló al extranjero con uno de sus dedos y miró uno a uno a los tripulantes de su nave, esperando una respuesta concisa.

El volus había seguido con su palabrería a pesar de la petición del humano, por lo que se mentalizó de que, de todas formas, aquello iba a ir para largo. Sin cambiar su postura en el asiento, escuchó todo lo demás que parecía tener que decir sí o sí el comerciante, y se encogió de hombros cuando, por fin, parecía haber acabado. Había tenido varios momentos en los que le hubiera apetecido interrumpirlo, pero sabía que eso solo sería peor.

- Si crees que nuestro éxito se basa en la suerte siento comunicarte que estás bien equivocado. - La fortuna había sido fiel aliada en muchísimas ocasiones, pero ni por todo los créditos de la galaxia el capitán accedería a quitarle mérito a todos y cada uno de sus tripulantes en sus respectivas labores. Nada de lo que habían conseguido hasta ahora se lo habían regalado, mucho menos la suerte, y eso lo sabía. - Es decir, ofreces trabajos sin intermediarios. Eso es peligroso. Son precisamente esos intermediarios los que nos mantienen a salvo y, lo más importante, mantienen a salvo al que nos contrata. Quitar a los intermediarios de la ecuación no nos hace sino iguales a esos tipos. Y ya sabes perfectamente qué clases de tipos son; capos, mafiosos y criminales de alto nivel. Los capos de baja categoría y mafiosos del tres al cuarto son nuestro pan de cada día, pero luego, están los otros. - Esto último lo dijo sonriendo, dando a entender que ni de lejos estaba dispuesto a vérselas con gente de esa calaña. Ya lo había hecho alguna vez y, siempre, lo más sensato era huir. - No me malinterpretes, no es que no te quiera en mi nave. Lo que no quiero son los problemas que puedas llegarnos a acarrear.

Estaba terminando de hablar cuando se escuchó algo de barullo e hizo aparición aquella pequeña rata saltarina y su autoproclamada archienemiga quariana. Precisamente aquel bichejo no seguía los instintos de supervivencia animal si se dedicaba a incordiarla precisamente a ella. Observó por unos instantes la bolsa con los bichos dentro, mientras escuchaba las quejas de la segunda de a bordo, y por unos instantes sus ojos se iluminaron al escuchar hablar acerca de sacar al bichejo de la nave.

- Ya tenemos dos votos, ¿alguien más está de acuerdo? - Sabía que, por alguna razón, aquel pyjak había sido adoptado y convertido en mascota de la nave. Pero lo cierto es que aquel bicho le ponía de los nervios. No había sido muy partidario de llevar animales, y aún se preguntaba por qué accedió a permitir su estancia allí.

Dejando a un lado la broma del pyjak, pues para su desilusión sabía que nadie más quería a aquella rata morada fuera de la nave, volvió a centrar su atención en su invitado.

- Shadi, este es Draaku Von, comerciante y contacto de fiar aquí en Illium. Draaku, ésta es Shadi'Lerah, segunda de a bordo de la Valkyrie. Estamos decidiendo si ocupará la cabina que hay frente a la tuya o no. - Nunca habían coincidido anteriormente, seguramente porque en Illium todos se sentían un poco más seguros y se permitían el moverse solos y libremente por la ciudad. - Volviendo al asunto que nos ocupa. Si es enrrolarte en una tripulación lo que necesitas, te lo aconsejo. Somos muchos los que hemos encontrado nuestro sitio viajando por la galaxia. Y puedes hacerlo aquí, siempre y cuando esos trabajos de los que hablas cuenten con una serie de requisitos. El primero, y más importante, es que no entren en conflicto directo con la fauna nombrada anteriormente. Se lo que estás pensando. Claro que hemos trabajado antes por y contra gente similar, pero tú estás proponiendo un salto de nivel para el que ni estamos preparados ni veo necesario dar. - Alzó una mano en alto, y dejó la otra a la mitad de esta. - Arriba están los peces gordos, gente poderosa y sin escrúpulos y con recursos suficientes para hacernos desaparecer a todos doce veces. Y por aquí nos movemos nosotros. Bueno, nosotros, y el resto de contrabandistas, cazarrecompensas, capos y mafiosos. Aquí es donde nos sentimos cómodos.

Lo único que le estaba pidiendo a aquel volus es que se informase escrupulosamente bien acerca de en qué consistía ese trabajo y qué intereses podría afectar. O a los interes de quién. Trabajar sin intermediarios era una profesión de alto riesgo y sabía ya de muchas tripulaciones que no habían salido bien paradas. No le diría que no a un buen golpe cada cierto tiempo, pero zambullirse de lleno en aquel terreno era un suicidio para una tripulación como la suya.

- Draaku... !¿Von?! - Una risa distorsionada apareció por su modulador, acompañada en seguida por una gran carcajada. Se sentó en una de las sillas libres y siguió riéndose sin poder detenerse. De vez en cuando se escuchaba una respiración entrecortada para recuperar aire, pero en seguida era de nuevo ahogada por otro ataque de risa que la hacía doblarse hacia adelante y sujetarse el abdomen. Pasó así varios segundos hasta que finalmente se detuvo, observando extrañada por qué a nadie más le había resultado gracioso ese nombre. En seguida se dio cuenta de la razón.

- Oh, claro... vosotros no sabéis kelish... - Cruzó los brazos sobre su pecho y apoyó ambas piernas en la mesa donde aun seguía la bolsa que le había dejado Tikka como ofrenda. - Von en kelish es cuando alguien tiene la vejiga muy débil. Si vas a ser nuestro próximo tripulante, espero que no sea tu caso. Bastante tengo ya con ese maldito pyjak  - Su mirada se encontraba fija en el Volus, analizándolo de arriba a abajo como si poseyera una especie de radar para reconocer si se trataba de un peligro para ellos o no.

- - No parece gran cosa.  - Pocas veces se había encontrado con alguien de su especie, y nunca de forma agresiva. La peligrosidad de cada especie la había medido durante toda su vida por la facilidad de que le acertaran con un arma a varios metros de distancia, y tanto los Elcor como los Volus se encontraban al final de la lista. Fuera lo que fuese lo que Jason había visto en él, se trataba de algo que seguramente no comprendería.

Draaku escuchó atentamente la respuesta de Jasón mientras pensaba como debía contestar la retahíla de proposiciones y negociados que estaba exponiendo Winters.  
Y cuando oyó la respuesta de la Quariana, se quedó perplejo mirándola. Cuando esta terminó de hablar, comenzó a reir poco a poco. Paulatinamente, estalló en una risa histriónica.

- JA-JA-JA-JA-JA... HIC! JAAAAAHH...  

Lejos de ofenderse, al Volus le resultó sumamente gracioso. Nunca lo decía, pero veía a la gran mayoría de razas como seres inmaduros. Salvo las asari, que tenían una longevidad similar a su raza, el resto apenas tenían tiempo para madurar, en su opinión. Y ver a esa quariana, de la cual ya se había informado previamente, la cual suponía que  debería ser un hueso duro de roer comportándose así, de una forma tan sumamente infantil, le resultó sumamente hilarante.

Continuó un poco más de lo que necesitaba su sonora carcajada, pues había encontrado gratamente una forma de romper el hielo y ablandar un poco el corazón de sus oyentes. Se recuperó y se dirigió a Winters, mientras ajustaba sus  lentes para desempañar las lágrimas que se habían formado.

- Jason  - Se dirigió a él en un tono más informal, dado que quería suavizar la conversación - todo eso está muy bien, pero... tú sigues siendo el capitán de la nave. Yo te voy a ofrecer acuerdos que vea dentro de vuestras capacidades. Obviamente, si voy a asentarme con vosotros, no quiero que te pase ningún mal, ni a ti, ni a los tuyos. Y por supuesto que sigues siendo el que diriges esta nave. Te podré aconsejar más o menos sabiamente, pero las decisiones las tomaras tú en última instancia, tras valorar los riesgos. Por supuesto, querido amigo.

El volus estaba ligeramente confuso. Sabía que podía encontrarse una respuesta así en el momento que comenzó a hablar, pero le costaba entenderlo. No comprendía como una raza tan joven, con tantas aspiraciones y unas vidas tan cortas, no aspiraban a más y se quedaban en la comodidad de lo establecido. Cierto que él había tenido mucho más tiempo para llegar a donde  estaba, pero pensaba que las demás razas, precisamente por eso, debían de tener mayores pretensiones que las que tenían.

Draaku extendió una mano ante Jason.  - Digamos que comprendo tus temores y los acepto. Espero que comprendas que busco un beneficio mutuo. Una situación de prosperidad para ambos. para mí y para los tuyos. ¿tenemos un trato, Capitán, o quiere conocer la opinión de sus hombres?

El capitán se quedó pasmado observando como reían sin todavía pillar el chiste, pero decidió dejarlo pasar mientras aguardaba con los brazos cruzados. La respuesta del volus le hizo fruncir el ceño por un instante.

- Mmmmm no, creo que no lo estás entendiendo. En ningún momento pongo en duda el liderazgo o la capitanía de esta nave. No sigas por ese camino porque vas a acabar dándote en los morros contra un muro tú solito, ni tampoco uses eso en mi contra. Tengo muy claro a lo que me estoy refiriendo y ellos también. - No entendía por qué el volus había saltado por la tangente y usado en su defensa aquello, pero la razón la tenía delante de él mismo; palabrería y más palabrería. En ningún momento había insinuado que las decisiones fuera a tomarlas el pequeño volus, y desde luego no iba a dejar que eso ocurriese en ningún momento. - Sea como sea, vas a disponer de un tiempo para demostrar si esto puede o no puede funcionar. Es lo justo, un simple modo de "testeo", para ver qué rumbo toma este pacto que propones y si de verdad nos beneficia a todos.

El pequeño volus alzó la mano, pero él no podía cerrar el acuerdo antes de que los presentes diesen al menos su opinión al respecto. La última palabra la tenía como siempre él, pero gustaba de escuchar algo que a él se le pudiera escapar. Terminaban por no ser más que consejos, pero, de nuevo, era lo justo.

- Eres cauteloso - respondió el volus -Me gusta.. .  Un “testeo”. Suena divertido dicho así.  - El volus quedó meditabundo, y pensó que debía restar importancia a la tensión que se respiraba en Winters. Tergiversó la situación, como era habitual cuando negociaba. Buscó las partes negativas de la conversación, las trivializó y las convirtió en algo positivo para su discurso. Así había llegado a pactar grandes acuerdos sin que sus interlocutores se diesen cuenta de que estaban luchando por lo que el volus realmente quería.

- ¿Sabes? Era lo que esperaba oír de tí, y la verdad, empezaba a pensar en que no lo ibas a decir nunca. Vuestra raza es tan apresurada, con una vida tan breve… que muchas veces os arriesgáis a hacer las cosas a lo loco. Me complace escucharlo. Eres inteligente, Winters. Es esa actitud lo que hace que, a diferencia de los piratas y saqueadores de poca monta, tú te ganes mi respeto…

Respiró, profundamente, dejando que la oclusión de las válvulas de su traje aspiraran con un sonoro resoplido de esfuerzo. Fue involuntario, era algo que hacía habitualmente para parecer más débil de lo que realmente era.
Se dio cuenta, así que continuó con su juego. Cuidando mucho de su lenguaje gestual se levantó y se dirigió hacia Winters, con expresión de respeto.

- Acepto tu proposición, Jason Winters - Su tono se volvió formal y diplomático - de comenzar esta relación comercial con carácter temporal y de prueba. Es lo más justo, tendremos que calentar motores y ver que esta empresa que estamos construyendo funcione correctamente. De todos modos, presiento que esta reunión es el preludio de una relación comercial muy interesante.

Dio un paso atrás, y volvió a sentarse, acomodándose en la silla. Pensó en recordar  todas las ocasiones anteriores en las que hubo fructiferas ganancias para ambos, pero dado el complicado caracter de Winters y que la los recuerdos de falsa amistad no eran algo que feuse a fucionar fácilmente - al fin y al cabo no es que estuviese hablando con un vorcha o un krogan, los humanos miraban un poco más allá - , prefirió mantenerse en silencio. A ver que pasaba.