Un nuevo hogar [11/03/2180]

- ¿Salvarme la vida? – Murmuró ante las palabras de aquella mujer - ¿Tú sacrificio? –

James no llegaba a entender nada. De un momento a otro a su mente le vinieron imágenes como pequeños Flashbacks, diapositivas que se iban juntando una tras otra formando así una especie de película salteada en un tiempo y espacio indeterminado.

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Alzó los ojos escuchando la voz de ella, ya sabía quien era - ¿Cuál es tu nombre? ¡Dímelo! ¡Dímelo! ¿Quién me espera? – ni si quiera se percataba de que era un sueño, aquella mujer le ofreció una vida nueva y solo recordaba esa voz, la voz de quien alguien en su día entregó su vida para salvar la de él.

Cerró los ojos tapándose con él antebrazo, aquel resplandor le cegaba por completo y era la oscuridad de los ojos tapados o la luz blanca que le dañaba los ojos, no se lo pensó dos veces.

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Al abrirlos de nuevo reconoció el techo, se encontraba en la habitación de la nave, su nuevo hogar.

Se incorporó notando su corazón acelerado y su respiración agitada. Otra vez ese sueño, otra vez esos recuerdos y esa voz. James se sentó en el borde de la cama apoyando sus codos en ambas piernas y escondiendo el rostro entre las manos inclinando la espalda hacia delante << Otra vez ese sueño… >> se quedó así varios minutos, pensativo, meditativo, volviendo a la realidad.

Decidió levantarse y se encaminó hacia la ducha con una toalla y ropa para cambiarse, no le habían enseñado la nave pero más o menos sabía dónde se encontraban los baños. Entre lo dormido que iba y sobretodo sumido en sus recuerdos y sueños no se percató si aquellos baños eran el de los hombres, de las mujeres o mixtos, él los encontró y allí se metió.

Notaba el agua fría caer por su cuerpo, una sensación que le encantaba cuando tenía que despejarse. Su corazón se aceleraba mientras iba controlando el ritmo de su respiración para que no se incrementara igual que su pulso, se relajó. Relajarse fue una de las primeras lecciones que aprendió en su vida para controlar sus impulsos y así pensar con claridad de forma analítica y fría.

- Ellos te esperan. Debes despertar… - murmuraba esas palabras recordando aquella voz -  El destino te depara algo mucho más grande de lo que jamás podrás imaginar. Ella te buscará, está escrito, ella recogerá a los héroes caídos, ella  esperará tu muerte y entonces, renacerás –

<< No entiendo… ¿Quién me espera? ¿Tal vez me buscara aquella mujer? ¿Héroes caídos…? ¿Renacer? ¿Tal vez me buscara Red? No entiendo nada… ellos se refiere a la ¿Tripulación? >> acomodó la frente en la pared, sumido en sus pensamientos que eran como un laberinto sin ninguna salida, un recorrido totalmente cerrado.

Se empezó a secar sin salir de la ducha, se acomodó la toalla en su cintura y se encaminó hacia la habitación para cambiarse.

Una vez listo y dejándolo todo bien ordenado se dirigió hacia la cabina del piloto, allí se quedó observando los mandos y se empezó a familiarizar con el monitor. Empezó a toquetear la pantalla táctil de su omniherramienta, conectándola con los monitores.


En la cabina de pilotos empezó a sonar una melodía de un violín, lenta, pausada y sobretodo tranquila con pocos cambios de intensidad.  James se acomodó en su asiento mientras se sentía reconfortado con la comodidad de este, era una buena nave. Mientras la música sonaba se limitó a mirar los paneles para estudiarlos totalmente concentrado, era como si dicha melodía le ayudara a centrarse.

No se percató que en un monitor lateral se mostraba el plano de la nave, toda iluminada; pero lo que ni se llegaba a imaginar era que la música se estaba escuchando en todo el interior de la Valkyrie.

James estaba realizando una especie de esquema de la cabina de la nave, tenía resumidamente apuntado cada parte de dicha zona, sus monitores y debajo; por puntos pequeñas palabras que dejaban ver al joven piloto que podía hacer con las respectivas pantallas, estaba estudiando la cabina.

Se giró al escuchar una voz, era Iser - ¿El qué? – preguntó algo confuso, entonces se encamino hacia el pasillo que unía la cabina con el resto de la nave.

- Mierda… sabía que me dejaba algo – dijo girándose observando uno de los monitores laterales, donde se iluminaba la plantilla de la nave, toda en su plenitud.

Se dirigió a ese monitor e interactuó para que la música solo se escuchara dentro de la cabina.
- Mmmmm… ya está – murmuró mientras apuntaba las últimas anotaciones en aquel papel.

Escuchó la pregunta que le hacia Iser, se giró para mirarlo mientras guardaba el papel, doblándolo, en uno de sus bolsillos y dejaba todo tal y como se lo encontró.

- He viajado mucho durante los últimos años, no sabría decirte de dónde vengo exactamente. Ya puedes imaginar… me encargaba de hacer “trabajos” – dice con un tono normal, no quiere ser tampoco descortés pero no va a contar su pasado a nadie, de momento.

Apagó la música desde su omniherramienta, todo quedó en silencio. Sabía que si había más gente en la nave la había cagado, era nuevo y encima el antiguo piloto la había liado bastante, por lo que las cosas no pintaban bien para él.

- Vale, vale... – se encaminó hacia el pasillo donde se encontraba el tripulante de la nave y se puso a caminar con él, no quería llamar la atención de forma sospechosa o con otro error, parecía que lo vigilaban - ¿Cuándo volverá el capitán? Supongo que tendré que presentarme y él tendrá que aceptarme en su tripulación – Aquél individuo tenía razón, de momento no estaba dentro de la tripulación ya que necesitaba la autorización del capitán, por lo que mejor no debía de hacerse ninguna ilusión.